La respuesta estatal: parcial, insuficiente y con pocos recursos

Estela Díaz - Secretaria de Igualdad de Género CTA Nacional

Como mínimo se han producido once femicidios en 2019. Cifra que nos augura que nada cambiará en favor de reducir, mucho menos eliminar, la violencia de género contra las mujeres y trans. El femicidio de Agustina concitó horas de atención mediática. Como ocurre siempre, se llenan horas de los medios hablando del tema. Siempre es el momento donde aparecen nuevas iniciativas legislativas, como si sancionar una ley produjera la magia de su implementación. Pero se apagan las luces del set mediático y volvemos a estar tal cual antes de la indignación colectiva que produjo el último femicidio. Después sigue el silencio.

Este tema nos interpela como sociedad, pero hay responsabilidades que son inexcusables. Las políticas públicas que deben implementarse como responsabilidad del Estado son ineludibles. Sin embargo nos encontramos con respuestas parciales, insuficientes, discontinuas y con escasísimos recursos. Sólo con mirar el presupuesto para este año del Instituto de las Mujeres (INAM) y compararlo con una inflación de casi el 50% de 2018 más la proyectada para 2019, alcanza para darse cuenta que no van a cumplir con los objetivos que fija la Ley 26485.

Los femicidios son la cara más cruel de una problemática mucho mayor. Necesitamos políticas de atención, asistencia, reparación y prevención. Falta cumplir con la integralidad en la intervención, la articulación de los organismos, el patronicinio jurídico, la asistencia especializada, la atención psicológica y social, el abordaje de las situaciones de emergencias y rutas críticas. Pero esto no incluye la prevención, que es fundamental. Para ello contamos con el programa de Educación Sexual Integral. Sin embargo se ha retrocedido en su implementación.

No alcanza con horrorizarnos frente a la brutalidad patriarcal del femicidio. El movimiento feminista ha logrado instalar el lema ni una menos, vivas no queremos, como un grito colectivo, con una fuerte capacidad de interpelar al conjunto de la sociedad. Nos negamos a comentar los asesinatos de mujeres con el sonido monótono de la repetición, queremos que se escuche toda la indignación que nos provoca y que cada quién se haga cargo de la parte que le toca en esta historia.