Las costumbres que se observan entre los turistas en la ciudad que “nunca duerme”

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Después de la playa, la movida juvenil continúa en algunas de las cervecerías que proliferan en la Av. San Bernardo y puede terminar, sobre la misma calle, en los boliches El Eterno o San Bernardo Chico o en algunas de las fiestas electrónicas que se celebran frente al mar hasta que amanece.

Las familias, por su parte, se reparten entre la Av. San Bernardo, poblada de restaurantes con un abanico de platos para todos los gustos y bolsillos. O la calle Chiozza, que a las 20 se hace peatonal y es frecuentada por quienes buscan comer, llevarse algún recuerdo o simplemente caminar recorriendo tiendas.

Para el jubilado Arond Ostrovieski, de la zona norte de La Plata, caminar la peatonal es uno de sus paseos obligados cada vez que viene a San Bernardo, motivado por su “alegría” y el “reencuentro con amigos”. Como Susana Natale, él también es de los que todas las mañana camina hasta Mar de Ajó o La Lucila. “Es mi forma de moverme, de estar en actividad”, aseguró el platense, que vacaciona junto a su esposa Mónica Rosa, su hija Sabrina, su yerno Matías y su nieta Lucía.

El ambiente familiar, en tanto, es algo que grandes y chicos ponderan.

 

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