Los restos de Franco salen del Valle de los Caídos tras 44 años

Sus restos descansaban en un monumento público junto a algunas de sus víctimas, lo que a nivel internacional se consideraba una anomalía democrática 

Los restos del dictador español Francisco Franco fueron exhumados hoy del Valle de los Caídos, su mausoleo durante casi 44 años, e inhumados en una tumba más discreta cerca de Madrid, en un paso histórico para la democracia española que reflotó divisiones en torno a su figura y legado.

El féretro con los restos salió de la Basílica del Valle de los Caídos en los hombros de sus familiares, quienes, pese a las advertencias del gobierno contra la reivindicación de la figura del dictador, lo vitorearon públicamente al grito de "¡Viva Franco! ¡Viva España!", en una imagen polémica e incluso hiriente para las víctimas del franquismo.

Las labores de exhumación comenzaron por la mañana con la retirada del bloque de hormigón que cubría la tumba, un procedimiento que se llevó a cabo al resguardo de las cámaras de televisión, que siguieron todo el operativo desde la puerta del recinto monumental, a donde se acercaron una veintena de nostálgicos del franquismo.

Las pancartas de "Franco Vive" y banderas preconstitucionales desplegadas mostraron el descontento con la medida de un sector de la ciudadanía española, minoritario, que abiertamente defiende la figura del último dictador de Europa.

Sus restos descansaban en un monumento público al noroeste de la capital y junto a algunas de sus víctimas, lo que a nivel internacional se consideraba una anomalía democrática.

La exhumación fue una decisión del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que contó con el aval del Tribunal Supremo y se amparó en la ley de Memoria Histórica que aprobó en 2007 el entonces mandatario José Luis Rodriguez Zapatero, también socialista.

"Hoy España cumple consigo misma. Con esta decisión se pone fin a una afrenta moral como es el enaltecimiento de la figura de un dictador en un espacio público. Se da un paso más en la reconciliación y nuestra democracia se prestigia ante el mundo", dijo Sánchez en una declaración institucional.

Sánchez prometió exhumar a Franco al llegar al poder en junio de 2018, pero la medida se demoró por una batalla judicial entre el gobierno y los nietos del dictador, quienes se resistieron con la complicidad de las autoridades de la Iglesia católica que administran la Basílica donde estaba la tumba.

Finalmente, llegó el día, y una veintena de nietos y bisnietos del dictador trasladaron sobre sus hombros el féretro, en el trayecto desde su salida del interior de la Basílica del Valle de los Caídos hasta el coche fúnebre que se acercó al helicóptero que lo llevó al cementerio de El Pardo-Mingorrubio, su nuevo lugar de sepultura, al norte de Madrid.

La Ley de Memoria Histórica prohíbe enaltecer la figura del dictador, pero los familiares de Franco vitorearon al dictador en el Valle de los Caídos, ante las cámaras de los medios públicos -con acceso exclusivo-, y la mirada de la ministra de Justicia, Dolores Delgado.

Los restos del dictador arribaron bajo estrictas medidas de seguridad al cementerio de El Pardo-Mingorrubio, donde su familia participó de una misa antes de la reinhumarlo en un panteón de titularidad pública en el que ya se encuentra su esposa, Carmen Polo.

Allí también se congregaron unos 200 simpatizantes de la extrema derecha. Causó gran revuelo la presencia de Antonio Tejero, un ex militar que protagonizó un golpe de Estado fallido de 1981.

La exhumación llegó en la antesala de las elecciones del 10 de noviembre, algo que fue criticado por la oposición de derecha, que no apoyó la medida, y la izquierda.

"Lo de hoy sin duda es una victoria de las asociaciones que defienden la memoria histórica", pero "no era el momento", aseguró el izquierdista Pablo Iglesias, líder de Podemos, que reclamó al Estado "justicia" y "memoria" para las víctimas.

El líder del partido ultraderechista Vox, Santiago Abascal, dijo que el objetivo de la exhumación "es deslegitimar la Transición, deslegitimar la Corona, derrocar a Felipe VI".

"La propaganda no resuelve los problemas" de España, afirmó Pablo Casado, del Partido Popular (PP).

"A mí me da igual porque yo nací en democracia", sostuvo Albert Rivera, de Ciudadanos, indignando a las víctimas del franquismo.

La exhumación tuvo lugar en medio de protestas del independentismo catalán contra las duras penas de prisión a los líderes del fallido proceso de secesión de 2017.

"La España de hoy es el país más opuesto a lo que representó el régimen franquista", remarcó Sánchez, mientras en las calles de Barcelona los independentistas reivindican su lucha con gritos de "Cataluña antifascista".

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