¿Instagram es más adictivo que el alcohol y el cigarrillo?

Un estudio de la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge habla del efecto nocivo de la red más popular entre los jóvenes. Qué dicen especialistas locales

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La vida es eso que sucede mientras se observa la vida de otras personas en las redes. Esa, exagerada y chicanera, bien podría ser la definición de Instagram Stories. Cada vez son más los que siguen la vida de personas desconocidas y se meten en sus casas, escuchan lo que ellos escuchan, viajan a donde ellos viajan y se familiarizan con sus perros, gatos o lo que sea que idolatren. Pero no todo lo que brilla es oro. O casi, porque así como Instagram se está volviendo la red más popular entre los jóvenes de la Ciudad y del mundo, también crecen las advertencias sobre la peligrosa adicción que esta plataforma podría generar. ¿Para tanto?

Los trabajos que apuntan contra esta red se multiplican y siembran dudas en torno a su numerosa comunidad virtual. Tal vez el más conocido sea el elaborado por la Royal Society of Public Health –RSPH– y la Universidad de Cambridge, que analizó el comportamiento de 1.500 jóvenes de 14 y 24 años y el uso que hacen de las redes sociales. Según sus principales conclusiones, las herramientas de Instagram son más adictivas que los cigarrillos y el alcohol, y ahora están tan arraigadas en la vida de los chicos “que ya no es posible ignorarlos cuando se habla de sus problemas de salud mental”.

Entre otras cosas, el estudio constató que Instagram ofrece una imagen de la realidad habitualmente distorsionada y empuja a sus usuarios “a compararse con otras versiones poco realistas, en gran medida curadas, filtradas y modificadas”.

Para la médica psiquiatra Daiana Ballesi, la mayoría de las redes “ofrecen versiones un tanto idealizadas de uno mismo. En el caso de Instagram, donde lo que predomina no es tanto lo que uno siente o piensa sino más bien lo que muestra, opera una necesidad de estar subiendo una imagen idílica de uno mismo y, al mismo tiempo, seguir de manera permanente la vida perfecta de los demás. Esa necesidad de ver y mostrarse opera en muchos chicos como una conducta casi compulsiva”.

Lo que dice Ballesi entra en sintonía con la mirada que tiene sobre el tema Joan Cwaik, docente de la fundación UADE y especialista en tecnologías. “Al minuto de tomar una droga, beber alcohol o fumar un cigarrillo -apunta el experto-, el cerebro genera dopamina, que es un químico asociado con el placer. Recibir un like, o ver que tu historia tiene muchas vistas, también genera placer y dopamina, pero el hecho de que no está garantizado que tu posteo vaya a tener la reacción que se espera lleva al terreno de lo impredecible... Si se supiera que por cada publicación se va a tener 100 likes, Instagram se volvería bastante aburrido rápidamente. Otro nivel está en poder ver quién te dio ese like, ¿Fue un amigo tuyo? ¿Un conocido? ¿Amigo de un amigo? ¿O un auténtico desconocido que llegó por medio de un hashtag?”.

Según quienes estudian el poder adictivo de Instagram, a la dependencia que de por sí genera la red hay que sumarle el síndrome FOMO (fear of missing out), que es la angustia que sienten sus usuarios al estar desconectados y pensando que se están perdiendo de algo que está pasando en este instante, contenidos tan efímeros y volátiles que si llegaran tarde no lo volverían a ver más. “Es todo tan inmediato que irse a dormir puede ser una pérdida de tiempo -dice con ironía Cwaik-, ¿Cuánta gente, apenas se despierta, lo primero que hace es ver sus redes?”.

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* Creada por Kevin Systrom y Mike Krieger y lanzada en octubre de 2010, Instagram ganó rápidamente una gran popularidad, alcanzando la cifra de 100 millones de usuarios activos en abril de 2012 y más de 300 millones en diciembre de 2014.* En la actualidad Instagram cuenta con más de 800 millones de usuarios en todo el mundo.* Con 186 millones de usuarios, Cristiano Ronaldo es la persona que acumula mayor número de seguidores en Instagram.

 

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