Ganas permanentes de orinar, las causas y ¿qué se puede hacer?

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Sabine Meuter

Agencia DPA

Es muy molesto. Pero, en realidad, una presión constante sobre la vejiga es más que eso. Es una carga. Incluso por la noche, los afectados tienen que levantarse de la cama y orinar. Esto reduce la calidad del sueño, pero también la calidad de vida.

Algunas personas no pueden retener la orina y por vergüenza se retraen y no lo hablan ni siquiera con su médico de cabecera. Y para evitarlo existen buenas terapias.

“Lo importante es que un ginecólogo o un urólogo hagan un meticuloso diagnóstico”, afirma el profesor Björn Lampe, jefe de ginecología y obstetricia en el Hospital Florence Nightingale de Düsseldorf. Esto también puede sucederle a hombres y aparecer en cualquier momento de la vida. “Frecuentemente afecta sobre todo a mujeres mayores”, dice el profesor Christian Dannecker, director de la clínica de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Augsburgo.

Como las ganas constantes de orinar son un indicio de inflamación por ejemplo de la vejiga, en primer lugar se investiga la orina. En caso de que la orina esté en orden, continúan los estudios. “Los motivos para una vejiga hiperactiva también pueden ser piedras o un tumor en la zona de la vejiga”, indica Dannecker.

“También juega un rol la psiquis”, señala la uróloga Sonja Kukuk. Trabaja en el Centro de Suelo Pélvico de la Clínica de Ginecología y Obstetricia del Hospital Florence.

Por ejemplo el estrés, el miedo o sucesos sin elaborar pueden ser los factores desencadenantes de una vejiga hiperactiva.

Esta necesidad constante también puede ser consecuencia de otra enfermedad, como por ejemplo esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson. Un trastorno metabólico como la diabetes o la ingesta de ciertos medicamentos puede asimismo causar micción frecuente. En pacientes mayores, la presión constante sobre la vejiga puede deberse a una insuficiencia cardíaca que es tratable con medicamentos.

Con ayuda de un denominado diario de micción, un paciente puede ser consciente de su comportamiento a la hora de ingerir líquido. La palabra “mictio” es la expresión latina para la acción de orinar.

En ese diario, el paciente anota durante al menos dos días durante 24 horas las cantidades de líquido ingerido y la frecuencia de las veces que fue a orinar.

Mediante estos registros, el médico rápidamente podrá reconocer peculiaridades. De hecho, en algunos casos una modificación del comportamiento a la hora de beber puede ser una solución.

Pero no siempre el tratamiento es sencillo. Una posibilidad: el entrenamiento del suelo pélvico. Bajo la dirección de un fisioterapeuta, el paciente aprende a percibir el suelo pélvico y a tensarlo de forma dinámica, también a relajarlo.

 

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