Asaltaron a una pareja de jubilados y le dieron un tiro en la cabeza a su perro

Ocurrió en una vivienda de 52 y 170. Actuaron cuatro hombres, que se llevaron 35 mil pesos, una escopeta y otras pertenencias. En una patrulla, los policías llevaron a la mascota a una veterinaria de Tolosa. Piden ayuda

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Malevo tenía dos años cuando hace 10 lo corrieron de una casa de Los Hornos porque solía comerse los pollos, pero desde que Renato Santoni (76) y su mujer (62) lo cobijaron en la suya, en 52 y 170, este border collie negro y blanco abandonó aquella costumbre para volverse obediente, cariñoso y guardián.

Quizás haya sido esta última virtud la que lo dejó al filo de la muerte, con un tiro que le perforó la nuca y movilizó a su familia humana, a la policía y a decenas de personas que siguen de cerca su evolución en una veterinaria de Tolosa.

Esta historia arrancó cerca de las 20.20 del jueves, a la hora en que los jubilados miraban televisión y Renato le anunció a su mujer que iba a hacer lo que hace todas las noches: entrar la jaula del loro. En eso estaba cuando escuchó una fuerte detonación, cuyo origen no pudo discernir antes de que cuatro desconocidos le cayeran encima, uno de ellos encapuchado y con un arma de fuego con la que lo obligó a ingresar con ellos a esa añeja vivienda rodeada de vegetación, en el medio de una amplio terreno.

En la casa comenzaba un asalto brutal. Afuera, el perrito de la pareja agonizaba con un tiro en la cabeza, aunque ellos todavía no sabían que eso había sido el estampido.

“HASTA EL ÚLTIMO PESO”

“Los tipos parecían tener entre 25 y 30 años”, describió ayer Renato en un mano a mano que mantuvo con este diario ahí donde pasó todo, con bronca en la voz y angustia en la mirada. Y siguió: “Apenas entraron, me hicieron tirar al piso y querían que mi señora hiciera lo mismo, pero ella les explicó que no podía por un problema en una pierna. Por suerte lo entendieron”.

En lo que no cedieron, ni parecían dispuestos a hacerlo, fue en el reclamo de dinero, de todo el que tuvieran, “sin dejar de apuntarme con el arma”, recordó Renato.

Apremiado por las circunstancias, Santoni comprendió que no tenía más chance que obedecerles.

“Les di el dinero que guardaba en un jarrón, arriba de un aparador. Pero tuvieron hasta la suerte de que justo el mismo día había ido a cobrar mi jubilación”, refirió, precisando que los delincuentes se apropiaron de 35.000 pesos.

Lejos de conformarse, en los 10 minutos que estuvieron dentro de la casa de las víctimas los intrusos agarraron un televisor plasma de 32 pulgadas, una escopeta de calibre 16 y doble caño, un celular y una cuchilla.

“Inclusive habían preparado también una bicicleta y una garrafa, pero al final las dejaron, a lo mejor porque les dificultaba llevárselas”, calculó Renato, que no llegó a ver que los asaltantes se movilizaran en un vehículo.

En definitiva, agregó, “se llevaron hasta el último peso que había en casa”.

“PUEDE SER QUE LOS HAYA MORDIDO”

Más allá de esta circunstancia, lo que devastó a Renato fue el disparo que recibió Malevo, al que definió como “muy guardián”.

“Puede ser que los haya mordido o que haya intentado hacerlo”, analizó, en la búsqueda de una explicación para el ataque, “aunque no se justifica semejante maldad” de para del delincuente, concluyó.

Después de que la banda escapó y ellos pudieron pedir ayuda, los policías que acudieron encontraron a Malevo tirado y prácticamente inmóvil, con la cabeza ensangrentada. “Yo no podía ni mirarlo, me ponía muy mal”, reconoció el jubilado, destacando la actitud de los oficiales que al verlo en ese estado “lo cargaron en una camioneta policial para llevarlo a una veterinaria”.

“Les aclaré que me habían robado toda la plata y que no iba a poder afrontar el gasto de la atención, pero ellos me dijeron que me despreocupara, que iban a ver el modo de cubrir los gastos”, relató Santoni (ver cuadro aparte).

De su mascota comentó que “tiene por lo menos 12 años” y que vive con ellos desde “sus dos años”.

“Es que antes vivía con otra familia de esta zona que lo echó porque les comía los pollos”, dijo, pero supone que “sería porque a lo mejor lo dejaban con hambre, porque yo siempre tuve gallinas y Malevo nunca tocó ninguna. Será que lo alimentamos bien”, concluyó. El perrito negro y blanco que duerme en una galería de esa casa que quiso defender ahora pelea por su vida. De los delincuentes nada se sabe.

 

 

 

 

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