Volaron techos y la cubierta del Estadio Único volvió a sufrir roturas

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El Estadio Único reeditó, por “enésima” vez, la rotura de su cubierta. En el barrio donde está emplazado, la zona de 25 y 32, las ráfagas de viento fueron muy violentas y algunos de los gajos que componen el entramado del techo no resistieron la embestida y se desgarraron.

Justo sucedió el accidente originado por el temporal en estos días , cuando se acababa de decidir que el mega complejo deportivo sea la sede platense de la Copa América 2020, la cual se jugará en varias ciudades del país.

En rigor, el Estadio cuenta con varias roturas de techo en su haber, siempre provocadas por tormentas fuertes en las que se combinan el poder del viento y la caída de mucha lluvia.

La última vez que la sacudida del viento lo arruinó fue en diciembre del año pasado, cuando quedó afectada media docena de paños. Esos daños se sumaron en la ocasión a los que se habían registrado tres meses antes.

Según se aseguró desde la administración del Estadio Único un año atrás, las roturas no eran estructurales y entonces pudo repararse la cubierta sin mucha demora.

La realidad viene mostrando que el Estadio “Ciudad de La Plata” difícilmente no se estropee frente a una tormenta con viento fuerte.

Poca inundación mucha voladura

En esta oportunidad el temporal no causó las inundaciones de la vía pública como otras veces. La lluvia cayó a baldazos pero esa intensidad no duró mucho y entonces el agua alcanzó a escurrirse en pocos minutos; sí se anegaron durante un rato las bocacalles y como la postal típica de las tormentas, los peatones hacían malabarismos para cruzar en las esquinas sin mojarse demasiado los pies.

Lo más grave ocurrió con los elementos que volaron por los aires. Un hecho que heló la sangre de muchos vecinos al encontrarse con ese cuadro fue el derrumbe de un tanque de agua que se desplomó desde un edificio de 54 entre 8 y 9 y dio contra la calle. “De casualidad, nadie terminó lastimado”, comentó una frentista de la cuadra que fue testigo de la escena.

Por la velocidad que cobró en algunos momentos el viento, que fue de tal magnitud que algunos vecinos lo describieron como un “tornado”, voló también un sector no muy extenso del techo de la facultad de Ingeniería, en 47 entre 115 y 116.

 

 

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