Veintidós años de cárcel por violar y azotar a una sobrina durante casi una década

La niña logró escapar del infierno a los 15 y pudo hacer la denuncia ante la Policía, que detuvo al abusador, de 34

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El Tribunal Oral en lo Criminal IV de La Plata condenó ayer a la severa pena de 22 años de cárcel a un acusado de haber abusado, violado, golpeado con un palo y hasta azotado con un rebenque, durante casi 10 años a su sobrina, entre los 6 y los 15, en un aberrante caso ocurrido en La Plata.

En el fallo, con un voto del juez Juan Carlos Bruni, se dio por acreditado que “en el lapso comprendido entre el 29 de julio de 2000, y el 2008, primero, en el interior de una casa de Melchor Romero; y luego en una vivienda de Los Hornos, el acusado, haciendo uso de amenazas y violencia física, abusó sexualmente de su sobrina cuando ésta tenía entre 6 y 10 años”.

También concluyó que “posteriormente, el imputado, de 34 años, cuando la niña tenía entre los 10 y 15 años, abusó de ella sexualmente con acceso carnal”.

MARTIRIO SISTEMÁTICO

En el veredicto se explicó que los aberrantes delitos se cometieron aproximadamente tres veces por semana, según explicó la víctima durante su dramático relato ante el Tribunal.

En su narración, por momentos quebrada por completo, con asistencia psicológica en la sala de audiencias, la víctima dio detalles de los abusos y afirmó que se concretaban mientras el acusado tenía a su cargo el cuidado de la menor, como hermano de la madre de la niña.

La menor abusada explicó que durante los tremendo actos de abuso, su tío la mantenía amenazada con hacerle daño a ella o a su madre, si llegaba a contar algo.

Además recordó que su madre se iba de la casa y la dejaba a cargo de su abuela, y que cuando esta última salía a trabajar la dejaba con su tío, que aprovechaba esos momentos para cometer los abusos.

La chica, al cumplir los 15 huyó de la casa y denunció a su tío ante la Policía.

En su narración ante los jueces, la víctima recordó que sus hermanos mayores fueron testigos de los violaciones y que ellos también fueron abusados.

El juez Bruni, con la adhesión de sus colegas Emir Alfredo Caputo Tártara y Andrés Vitali, encuadró legalmente el caso como “abusos sexuales reiterados y abusos sexuales con acceso carnal también reiterados, calificados por la convivencia preexistente y por ser el autor encargado de la guarda de la víctima”.

Para graduar la pena impuesta, el Tribunal tomó en cuenta como agravantes, “ la inusitada y desproporcionada violencia desplegada por el acusado (sus datos no se dan a conocer para proteger a la identidad de la niña abusada) sobre la víctima, que al inicio de los abusos tenía tan sólo 6 años.

También se valoró que “la actitud ofensiva del acusado no se limitaba a neutralizar los actos de defensa de la niña para evitar los abusos, sino que se transformaban en severos golpes y soberanas palizas que dejaban sus notorias marcas y huellas en la humanidad de la pequeña”.

“Cualquier mecanismo de agresión le resultaba válido al imputado. Desde golpes de puño, azotes con un rebenque o agresiones con palos para someter a la menor a sus bajos instintos”, se destacó en el fallo.

“LE DIERON LA ESPALDA”

Tal como lo había planteado también el fiscal de Juicio Jorge Paolini, en el veredicto se explica que se debe valorar como agravante “el estado de indefensión de la niña, que en reiteradas ocasiones reclamó la atención de su madre y su abuela para escapar de los ataques, pero ambas le dieron la espalda e ignoraron sus pedidos de auxilio”.

 

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