¿Gestos que preanuncian un cambio?

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Luis Moreiro

lmoreiro@eldia.com

Si los gestos sirven, de alguna manera, para mostrar cierta madurez democrática, en los últimos días la Argentina -o mejor dicho, sus políticos- parecen haber encontrado un rumbo del que no debieran apartarse.

La primera señal, si se quiere, se tuvo el domingo último en la misa convocada por la Iglesia en Luján, a la que asistieron el presidente saliente, Mauricio Macri y el por entonces todavía electo, Alberto Fernández. Los gestos de mutuo respeto democrático fueron bienvenidos en una Argentina, como se sabe, dividida por la famosa “grieta”.

Aquella desacostrumbrada imagen tuvo el martes su correlato durante la Asamblea Legislativa. Alberto Fernández llevando la silla de ruedas de la vicepresidenta saliente, Gabriela Michetti, mostró otra imagen que sumó en el mismo sentido.

Apenas una minutos después el abrazo entre el titular del ejecutivo saliente y el entrante pudo ser leído como el preámbulo del discurso en el que Alberto Fernández habló de ser el Presidente del gobierno de la unidad de todos.

La generalmente conflictiva legislatura provincial (se recuerda el enfrentamiento entre la Policía de la Provincia y militantes de La Cámpora en ocasión de la asunción de la fórmula Scioli- Mariotto, o la irrupción por la fuerza de un intendente en plena sesión de Diputados), dio la impresión de haber tomado nota de ese incipiente viento de cambio que se insinúa.

Hubo respeto hacia las autoridades salientes, lo que incluyó a Vidal, su vicegobernador Daniel Salvador y los varios ministros de la administración vidalista que la acompañaron.

Hubo gestos mutuos entre el gobernador Kicillof y los intendentes del Conurbano. Los barones, en principio, podrían haberse considerado molestos por la falta de lugares en el nuevo Gabinete provincial. Sin embargo, respondieron asistiendo con sus principales y más pesadas figuras a la ceremonia de ayer. A cambio, el nuevo mandatario les prometió trabajar con todos. Ahora llega, sin embargo otro tiempo. El de convertir los gestos en hechos. Habrá que verlos.

 

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