Un joven ecuatoriano hizo escala en La Plata en su gira por Latinoamérica con una Vespa

De “escala” en La Plata, el ecuatoriano Danny Rubio, después de haber recorrido casi 13 mil kilómetros en scooter para llegar a la ciudad de Buenos Aires y de pasar una temporada en la capital del país, conocerá hoy los puntos de interés locales y encarará la ruta 3 rumbo a Ushuaia, el próximo destino del joven motoquero.

Con 28 años, licenciado en Administración de Empresas en Ecuador, y una especialidad en Teología cursada ahora en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Rubio integra el Vespa Club, una entidad internacional con filiales en distintas ciudades, entre otras La Plata. Fanático de la clásica motoneta nacida en Italia recorre el continente siempre en contacto con el grupo de amantes del pequeño rodado, que se ayudan entre sí y difunden en conjunto las bondades del vehículo, liviano, de mecánica sencilla y “gasolero” en todo el sentido del término.

El joven arrancó en su país; bajó por la costa de Perú; subió al Machu Picchu; pasó por La Paz -Bolivia-; siguió hacia Asunción -Paraguay-; y llegó a Buenos Aires. Todo en una vespa a la que en ruta no le exige más de 70 kilómetros por hora. Maravillado “por la gente y sus culturas, que son muy distintas aunque se hable el mismo idioma”, reflexionó, aseguró al mismo tiempo que los paisajes más impactantes los admiró en la antigua ciudadela incaica, el Salar de Uyuni -Bolivia- y la Triple Frontera -Argentina, Brasil y Paraguay-.

Durante la larga travesía, que duró un poco más de un mes, Rubio no tuvo casi inconvenientes, más que alguna falla mecánica por la diferencia de octanaje en algunos países. Bien equipado para semejante aventura (carga en su moto una carpa, una bolsa de dormir, un traje de lluvia, cámara de fotos y un drone) sintió en cada lugar que visitó el respaldo y contención de los miembros del Vespa Club.

En esta ciudad, Rubio fue recibido por la gente del Vespa Club La Plata, que preside Walter Chucu Lazarte. El grupo local hará de guía turística para que el joven se lleve las mejores fotos y videos (de eso vive, sponsoreado por marcas alemanas y estadounidenses) de la Catedral, el Museo de Ciencias Naturales y otros lugares emblemáticos de la Ciudad.

El Vespa Club La Plata cuenta con alrededor de 30 socios, pero son una veintena los más comprometidos con esa suerte de culto a un vehículo que surgió después de la Segunda Guerra -en 1946- y que hoy se ve en sus distintos modelos, porque en las calles platenses se ven tanto aquellas fabricada en las década del 50 como en los últimos años.

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Martín Caprile, por caso, hace treinta años que maneja una Vespa. Aunque su vehículo cotidiano es un auto, siempre tiene una de esas motos “para paseo y viajes de camaradería”.

Lo mismo David Lallo, que comenzó teniendo un modelo de 1956 que compró y restauró y ahora conduce una de 1999.

El grupo sale todos los meses a andar por la Región y convoca a quien quiera sumarse a comunicarse a través del Facebook Vespa Club La Plata.