Después de un año muy oscuro Mariú y Sacco encontraron luz
Edición Impresa | 22 de Diciembre de 2019 | 04:15

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
María Eugenia Vidal y Enrique Sacco están volviendo del dolor. Y están empezando a curarse. Llegan desde la desazón y la tristeza, escenario propicio para hacerle lugar a un nuevo amor. Es allí, después de la caída, donde el alma pide pechos confiables para contar penas y cobijar alivios. Todo comenzó en la mesa de Mirtha Legrand, un lugar donde los flechazos son tan interrumpidos que cuesta poder encontrar bocados románticos entre plato y plato. Sin embargo, congeniaron lo suficiente como para que el intercambio de miradas aconsejara el intercambio de tarjetas. Ella le ofreció ayuda. Y Sacco sé tomó muy en serio el ofrecimiento. La vio como una belleza consoladora. Y al despedirse quedó flotando las ganas de encontrarse en otra mesa, sin Mirtha por supuesto.
Para María Eugenia, después de tanto escrutinio y tantas obras en marcha, la cena con Enrique le permitió alejarse del fantasma del conurbano y aceptar sus propias necesidades de señora deseable con un corazón sin adjudicar. Fue una charla cordial, sin restos de campaña, una salida de a cuatro, para desalentar expectativas y mal pensados. Pero fue la mejor forma de poder recuperar a la mujer y poner distancia con la gobernadora. Los dos vienen de diferentes duelos pero con parecidas congojas. Ahora esperan un mañana sin tormentas inmediatas, aunque aceptando los nubarrones que trae todo recomienzo que llega entreverado con la pena. Pero bueno, el destino necesitó de esos avatares para ponerlos en contacto. Y ellos creen que por algo el último año fue tan oscuro y por algo apareció la luz. Sacco le debe agradecer a Kicillof por este encuentro. Si María Eugenia hubiera sido reelecta, el amor hubiera pedido prórroga. Cuando asumió, ella decidió alejarse de su marido. Y ahora que dejó el cargo, su corazón le vuelve a pedir explicaciones. ¿Por qué? El poder es tan cautivante que muchos, al alcanzarlo, deben sentir que todo lo demás, sobra. Cansada de mandar, esta novia en cuarto intermedio empezó a necesitar un hombre que se animara a contradecirla con cariño. Los dos dejaron atrás un año de pesares y mala sangre. Y quieren volver a vivir a la sombra de un proyecto que los obligue a mirar adelante. Hubo cuatro comensales en esa cena inaugural. María Eugenia no se olvida del gabinete. Sin guardaespaldas, invitó a una pareja de ministros para empezar a cortar las cintas de su larga soltería. Y Sacco, por lo que se sabe, no se amilanó ante esta guardia ministerial que de alguna manera le puso marco y precio a la candidata. Los dos viven a la sombra de una ex. Sacco es un ex un marido que busca ballotage. Ella es una ex gobernadora que quiere olvidarse de las mayorías para entregarse a un solo elector. Sin helicópteros ni querellas, hablando de otras cosas, en esa cena le fueron abriendo una agenda romántica a un presente con mucha ausencia. Los dos vienen sufriendo por caricias que quedaron lejos y pesares que siguen cerca. Comparten un futuro incierto y las ganas de dejar atrás horas difíciles. A Sacco evidentemente lo tienta las inmediaciones del poder. Es un periodista de buen gusto que elige militantes de lindas geografías que puedan satisfacer cuerpo y alma. Y ella, lejos de políticos y pedigüeños, debe entrever la chance de un mañana distinto al lado de este comensal con hambre de muchas cosas, que la paladeó en un almuerzo y la saboreó en una cena. Ella, tras años en el poder, vivió una noche distinta. Se acabaron los discursos y las caricias compasivas. Menos Himno y más susurros mimosos. Los dos necesitan olvidarse de las lágrimas que llegaron desde el quirófano y el cuarto oscuro. Ella no es una novia con mandato cumplido sino una mujer que quizá encontró el compañero de fórmula que andaba buscando desde que se alejó del padre de sus hijos A los dos los espera otra peripecia y otras ilusiones. María Eugenia quiere salir a timbrear para encontrarse con una cara deseada y no con un vecino con problemas. Y Enrique sabe que no es fácil hacer planes con una señora importante y con ínfulas. Pero no es el único que va a necesitar super poderes para intentar salir a flote del brazo de una ex.
Los dos necesitan olvidarse de las lágrimas que llegaron desde el quirófano y el cuarto oscuro
Sacco le agradece a Kicillof. Si María Eugenia hubiera sido reelecta, el amor hubiera pedido prórroga
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