Kicillof lleva a la Legislatura sus diferencias políticas con el peronismo y La Cámpora

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José Luis Picón

jpicon@eldia.com

Axel Kicillof está dispuesto a llevar a los hechos su premisa de ejercer un control férreo sobre los resortes clave de poder en la Provincia. En su afán, no sólo procura acorralar a la oposición. La novedad del caso es que también está cercando a la tradicional estructura del peronismo bonaerense y a La Cámpora.

El posible desenlace de la disputa por la conducción de la Cámara de Diputados bonaerense es por demás revelador. El inminente gobernador debió conceder la presidencia al acuerdo que venían amasando La Cámpora, un grupo de intendentes del PJ del Conurbano y Sergio Massa del que nunca fue participado. Pero enseguida ensayó una movida para condicionar al diputado elegido, un delegado del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. La reacción habría sido más furibunda luego de enterarse, según distintas versiones, de que ese acuerdo que se cerraba a sus espaldas estaba contando con cierta complicidad de Juntos por el Cambio. Un resabio del entendimiento que Vidal cerró para garantizarse su propia gobernabilidad con el peronismo.

Kicillof se ocupó de dinamitar ese avance. Debió tolerar que el lomense Federico Otermín fuera el elegido para liderar la Cámara, pero parece encaminado a imponer una intervención de esa presidencia a través del diputado que le responde, el histórico peronista Carlos “Cuto” Moreno a quien busca consagrar como vice.

Vidal se relamía con la posibilidad de quedarse con ese espacio decisivo. Por el imperante sistema de doble firma, cualquier gasto que pretenda realizar el presidente de Diputados debe ser refrendado por su segundo. Una suerte de co-gobierno administrativo con el que soñaba Juntos por el Cambio.

Pero Kicillof se opuso. Consumado el cierre político en el peronismo que amenazaba con dejarlo sin margen de maniobra y sin el control de Diputados, avanzó con la premisa de reducir la influencia de Massa, La Cámpora y el PJ. Esa embestida dejó, de paso, a Juntos por el Cambio a mitad de camino.

La jugada comienza, además, a horadar el hermetismo que rodeó hasta el momento al gobernador electo. Se sospechaba de la escasa disposición a ceder espacios al peronismo tradicional en su equipo, donde habrá mucho funcionario propio y alguna que otra cesión casi cantada a La Cámpora. Su jugada política en la Cámara de Diputados va en esa línea: en marcarle la cancha al PJ a través del mensaje de que procura encarnar un nuevo tiempo político en la Provincia con una única referencia en Cristina Kirchner.

La movida de Kicillof para licuar al menos en parte el poder del peronismo puede que encuentre algún dique de contención. Vidal y sus legisladores buscan resistir. Se sienten víctimas de un inocultable recelo político ajeno: el de la desconfianza del ex ministro de Economía con los intendentes peronistas y el camporismo.

En Juntos por el Cambio apelan a los números y a ensayan una negociación global. Recuerdan al gobernador electo que la oposición tendrá mayoría propia en el Senado y que sin su concurso, no habrá una sola ley que se apruebe en la Provincia. “Queremos garantizarle gobernabilidad, pero nos tiene que reconocer los espacios que le corresponden a la oposición”, dicen los negociadores del PRO y de la UCR.

Vidal, en principio, no sería de la idea de quedarse con la vicepresidencia del Senado, un cargo que está en la línea de sucesión del gobernador. A pesar de que su tropa tiene mayoría en la Cámara alta, preferiría producir ese gesto hacia el gobierno entrante. Pero ahora, producto del “toma todo” que ensaya Kicillof en Diputados, esa postura comenzó lentamente a replantearse.

La sombra de una parálisis legislativa comienza a dar vueltas en el horizonte con tono de amenaza. ¿Si el gobernador electo insiste con acotar a sectores del PJ, a Massa y a La Cámpora al imponer un vicepresidente en Diputados y hacerle pagar el costo a Vidal, surge como una posibilidad cierta? “Ya le dijimos a los enviados de Kicillof que lo que proponen es inaceptable”, responden en Juntos por el Cambio.

La cuestión excede el ámbito legislativo. Los intendentes macristas pusieron el grito en el cielo cuando trascendió la jugada del gobernador. Para estos alcaldes, está en juego su propia gobernabilidad y ella depende del poder de fuego y los espacios de poder que conserven los legisladores propios para obligar al gobierno del Frente de Todos a negociar acuerdos. Fondos y obras, por ejemplo, insumos clave para cualquier administrador.

“Kicillof le muestra al PJ que busca encarnar un nuevo tiempo político en la Provincia con una única referencia en Cristina Kirchner”

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