Vecinos en jaque: no cede la ola de calor y sigue la falta de agua

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A lo largo de los últimos meses, pero en especial en este verano, miles de vecinos se ven obligados a enfrentar la penosa combinación que supone la suma de jornadas con temperaturas elevadas con la fallas del servicio de agua corriente, ya sea por la baja presión y que, en la mayoría de los casos, no alcanza para llenar los tanques domiciliarios o porque, directamente, no corre una gota por las redes.

Se reitera así una situación riesgosa desde el punto de vista sanitario. Con el termómetro al rojo, ahora son los pobladores de Villa Elisa, Villa Elvira y de distintas zonas de Berisso a quienes las fallas en el servicio no dieron respiro. Al malestar propio que supone constatar que las canillas domiciliarias están secas se sumó, para los pobladores, la falta total de respuestas por parte de la empresa distribuidora.

Si en este panorama tan negativo faltara un ingrediente, horas atrás se tuvo conocimiento de un pedido de informes impulsado ante el Concejo Deliberante local, en el que se requiere la realización un análisis físico, químico y bacteriológico del agua en toda la región. Tal como se informó, el autor de la iniciativa sostuvo que desde numerosos barrios y localidades platenses se viene advirtiendo que recibirían aguas turbias, con sedimentos e incluso con larvas. Los barrios más afectados son Gonnet, Villa Castells y algunas zonas de Santa Ana, Melchor Romero, Parque Saavedra y San Carlos, afirmó el concejal.

En cuanto a la escasez de agua, cabe señalar que ayer decidieron extender hasta el viernes próximo el alerta naranja por la intensa ola de calor que se abate sobre la Región. Esto significa que, de no normalizarse el suministro, los vecinos afectados deberán seguir soportando las temperaturas tórridas sin agua en sus domicilios.

Está claro que semejante carencia perjudica a todos, pero, sin embargo, las mayores penurias se sufren en los domicilios, en donde grupos familiares deben enfrentar el calor privados de agua y condicionados, además, por las temperaturas muy elevadas. Se aludió, inclusive, al costo de las aguas minerales que resulta difícil enfrentar sobre todo cuando corren los últimos días del mes. Los niños, las personas mayores y los enfermos son quienes más pueden sufrir esta privación.

Las consecuencias son conocidas: los vecinos procuran en estos días contar con alguna reserva en sus tanques, abastecidos por “hilitos” de agua, pero la falta de suficiente recarga los deja sin nada de agua en pocas horas. Sobran testimonios de pobladores que cuentan con familiares en zonas mejor abastecidas, a quienes les piden la posibilidad de ir a sus viviendas para poder bañarse.

En algunos casos, la eventual cercanía de canillas públicas que cuentan con agua obliga literalmente a muchos vecinos a iniciar las fatigosas tareas del acarreo con baldes, para disponer, al menos, de un poco de agua en sus domicilios. Sin embargo, se trata de una tarea casi imposible para personas de edad mayor o que sufren alguna enfermedad.

Tal como se ha dicho ya, reiteradamente, en esta columna, si bien es cierto que la falta de inversiones en las estructuras de captación y distribución se remonta a muchas décadas atrás, la empresa está igualmente obligada a brindar una prestación constante y confiable. De allí que deba instarse a las autoridades y a la empresa a extremar esfuerzos, destinados a garantizarle a la población un suministro continuado del servicio que se encuentre, al menos, a la altura de las exigencias mínimas.

 

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