La Ciudad con muy pocos pararrayos para enfrentar temporales
Edición Impresa | 4 de Febrero de 2019 | 01:49

Cuando se habla de la necesidad de que la Ciudad cuente con diversos sistemas de protección frente a las tormentas y otras calamidades climáticas, que con una frecuencia cada vez mayor se presentan frente a ella, se alude tanto a la disponibilidad de equipos humanos capacitados en el tema de la defensa civil, como a todos aquellos equipamientos ideados para atenuar los efectos, muchas veces devastadores, de esos fenómenos meteorológicos.
Ahora se acaba de publicar en este diario que en La Plata sólo el 15 por ciento de los edificios que deberían tenerlos cuenta con ellos, cuando las normativas comunales obligan a instalar esos dispositivos en todas las construcciones que superen los 18 metros de altura, tal como se informó desde la Municipalidad. El dato es preocupante, en un contexto caracterizado por la recurrencia de tormentas que suelen venir acompañas por una intensa actividad eléctrica.
Tal como se ha señalado en ese informe, por lo general son los descampados los lugares en donde el fenómeno se da con mayor frecuencia. Pero las zonas pobladas no se encuentran a salvo de esas descargas atmosféricas y el interrogante que surge es si el casco urbano y la periferia que incluye áreas pobladas cuentan con estos equipos de neutralización frente a la eventual caída de rayos. Los datos recabados en fuentes seguras señalaron que no.
La Ciudad no sólo carece de pararrayos, sino también de un registro que indique en dónde está situado cada uno de ellos. Se sabe tan sólo que todos los hospitales se encuentran protegidos, así como las instalaciones de los grandes clubes. Un espacio público por demás resguardado en ese aspecto es el Estadio Único, con dos pararrayos centrales y un total de nueve sobre las columnas que rodean el campo. Además, numerosos edificios públicos y particulares están dotados de equipos que amortizan los efectos de los rayos, aún cuando la mayoría de las edificaciones no cuenta con ellos.
Otro aspecto a considerar tiene que ver con el estado que presentan. Hace pocos años el Colegio de Ingenieros advirtió acerca de la falta de mantenimiento de los pararrayos existentes en la Ciudad, en una situación que, según se dijo entonces, puede derivar en mayores males, ya que tener un equipo de esas características en condiciones precarias o sin mantenimiento puede ser más peligroso que no tenerlo.
Se informó además que el principio general es que los pararrayos pueden brindar una protección esencial para edificios públicos y privados, en la medida en que su instalación se encuentre en buenas condiciones. Desde la entidad profesional se apuntó a la necesidad de que se realicen inspecciones periódicas, ya que de no ser así las descargas atmosféricas, es decir los rayos, se propagarán por cualquier lugar del inmueble, sean paredes, ventanas o el cableado eléctrico.
No se está hablando, por consiguiente, de hipótesis extremas, sino de fenómenos que se vienen presentando con mucha habitualidad, frente a los cuales debería disponerse de redes de defensa civil capacitadas y con suficientes recursos. El reclamo para que la Ciudad cuente con pararrayos, cumpliendo así con lo establecido por la Ordenanza 10.681 (Código de Construcciones) debiera ser atendido por las autoridades y la propia sociedad, desafiadas como nunca antes por los arbitrios de un clima cada vez más amenazante.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE