La fallida cumbre con Kim, otro problema para Trump

La promocionada reunión en Vietnam tuvo un final abrupto cuando el norcoreano pidió, a cambio del desarme nuclear, que EE UU levantara las sanciones, y el magnate dijo no

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HANOÍ

Por SEBASTIÁN SMITH (*)

Tildado de delincuente por su ex abogado en Washington y defraudado por su “nuevo amigo” Kim Jong-un en la cumbre de Vietnam, Donald Trump parecía ayer una figura solitaria antes de regresar a casa tras las conversaciones sobre la “desnuclearización” de Corea del Norte.

La fogosidad habitual del presidente estadounidense faltó a la cita en una conferencia de prensa, que marcó el final de dos días de negociaciones infructuosas para que Kim se deshaga de su arsenal nuclear.

Trump gastó pocas de sus habituales bromas y se enfocó en el tema de la cumbre, muy alejado de la excitada actuación que protagonizó tras su primera cumbre con Kim en Singapur el año pasado.

En esta ocasión ni siquiera parecía enojado, sólo cansado.

Probablemente, esto fue en parte consecuencia de que se mantuvo despierto para ver a su ex abogado personal, Michael Cohen, atestiguar en su contra en Washington, tratándolo de estafador y mentiroso, entre otros calificativos.

Trump lamentó la agenda del Congreso. “Podrían haberlo hecho un par de días más tarde o la semana próxima. Inclusive así habría sido mejor, pues habrían contado con más tiempo”, dijo con cierta amargura.

En principio, la cumbre con Kim en Hanói parecía diseñada para brindarle a Trump la ocasión de escapar del marasmo en el que se encuentra en Washington.

De regreso a casa, encontrará su proyecto preferido, el de construir un muro en la frontera con México, envuelto en una controversia, al tiempo que las críticas y acusaciones en su contra se multiplican. Pero, en este contexto, en el otro lado del mundo una ocasión de hacer historia le guiñaba un ojo.

CUMBRE PROMOCIONADA

Trump promocionó esta cumbre creyendo, probablemente, que a pura fuerza de personalidad podría tener éxito en un terreno en el que décadas de esfuerzos diplomáticos han fracasado, transformando a Corea del Norte, un Estado aislado pero con armas nucleares, en un nuevo “tigre asiático” y amigo de EE UU. Incluso llegó a deslizar que su nombre estaba siendo señalado para el premio Nobel de la Paz.

Sin embargo, ayer al mediodía en Hanói, quedaba claro que la audaz estrategia de Trump había fracasado, al menos por ahora. Él y Kim ni siquiera lograron ponerse de acuerdo para emitir una declaración conjunta, y la cumbre terminó dos horas antes de lo previsto. “A veces tienes que caminar”, señaló un Trump desinflado.

Tras llegar con la esperanza de lograr que Kim aceptara los recortes de su arsenal nuclear, Trump dijo que, en cambio, se encontró con solicitudes para él imposibles de conceder por parte del líder norcoreano, entre ellas que Washington abandone las sanciones económicas contra Pyongyang.

Sin embargo, Trump insistió en que él y Kim continúan siendo amigos. “Se sintió la calidez recíproca y espero que ésta se mantenga”, señaló. “Es un buen chico”, añadió en referencia a Kim.

Está claro que Trump quiere ser querido. Para un presidente que insiste tanto en su afirmación de ser un negociador estrella, esta magia personal podría incluso ser el ingrediente vital.

“Créanlo o no, tengo muy buena relación con casi todos los líderes”, señaló Trump en la conferencia de prensa, matizando este alarde con una frase defensiva: “a mucha gente eso le resulta difícil de entender”.

Pero algo que nunca rescatará es su vieja y gran relación con Cohen, quien se desempeñó como su abogado y “solucionador de entuertos” durante una década.

Cohen, a punto de ir a prisión por tres años tras haber sido declarado culpable de mentir bajo juramento, prestó nuevamente juramento el miércoles en una audiencia absolutamente teatral ante el Congreso.

Trump y Kim ni siquiera lograron ponerse de acuerdo para emitir una declaración conjunta

 

Transmitida a todo el mundo por cable e internet, Cohen utilizó la gran ocasión para descargarse contra su ex jefe, al que llamó “mafioso”, “estafador”, “tramposo” y “racista”.

Cuando comenzaron el miércoles en Hanói las negociaciones entre Kim y Trump, muchos se preguntaban cómo reaccionaría el mandatario estadounidense. ¿Ignoraría la conmoción desatada en Washington para mantenerse concentrado en las conversaciones de alto nivel de ayer a la madrugada? ¿O volvería a su hotel para informarse de todo?

No hubo mayores dudas al respecto. “Intenté ver todo lo que pude”, reconoció Trump, para luego hacer una crítica detallada, en la que consideró que Cohen había mentido sobre él al “95%, en lugar de al 100%”.

Con esto, terminó su poco feliz viaje a Vietnam. En tanto se avizoraba un aún menos feliz regreso a EE UU.

“Estoy a punto de abordar un avión y retornar a un lugar maravilloso llamado Washington DC”, declaró Trump en la conferencia de prensa final. Parecía más cansado que nunca...

 

(*) Agencia AFP

 

 

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