La corbata también empieza a decir adiós en el ámbito bancario

La tendencia en Wall Street de impulsar una indumentaria más informal en el mundo financiero también se nota en la Ciudad

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Más allá de la suerte de cada candidato, las últimas elecciones arrojaron un contundente perdedor, al menos en el plano de la indumentaria masculina: la corbata. En los últimos años cada vez menos políticos aparecen en afiches y entrevistas luciendo esa prenda al cuello. Y ahora algo similar estaría empezando a suceder en uno de los últimos bastiones de la vestimenta formal: el de las finanzas.

La decisión del banco de inversiones Goldman Sachs de invitar a sus trabajadores a vestir de una manera más relajada e informal durante la jornada laboral conmocionó a Wall Street y no es para menos: la firma había ganado notoriedad por haber creado una imagen basada en trajes de Giorgio Armani y mocasines de Gucci de 700 euros. Ahora, David Salomon, nuevo presidente ejecutivo de la empresa tomó esa decisión basándose en que la mayor parte de los empleados había nacido después de 1981.

Por su alcance simbólico, la decisión pegó fuerte en Wall Street, donde creen que es la más fuerte expresión de que el traje y la corbata tienen los días contados aún en el mundo de las finanzas.

Pero esa decisión se enmarca en una tendencia que ya se viene notando desde tiempo atrás en el ámbito bancario, aún en La Plata.

Diego Lagrange, secretario de Acción Gremial de la Asociación Bancaria de La Plata, dice que desde hace alrededor de tres años se viene profundizando una tendencia según la cual se flexibilizan las normas de indumentaria para los trabajadores en el ámbito bancario. Una corriente en la que hacen punta los bancos privados y por ahora los oficiales aparecen más rezagados.

“Esto tiene que ver en todos los casos con una normativa interna de los bancos y no con decisiones del Banco Central. Pero es cierto que los bancos tienden a flexibilizar la normativa en lo que hace a la indumentaria”, dice Lagrange.

Una de las iniciativas más extendidas tiene que ver con el uso de un atuendo más “casual” los días viernes.

“Esto fue lo primero que empezó a imponerse y actualmente existe en casi todos los bancos privados de la Región. Esto no implica que el empleado pueda ir con una chomba, sino que reemplaza el saco y la corbata por un pantalón de vestir y una camisa lisa”, sostiene Lagrange.

Frente a la libertad de elegir, los menores de 40 son los que más dejan de usar traje y corbata

 

Con todo, a esa medida más extendida, otros bancos sumaron una que va un paso más allá: extender la indumentaria “casual” a toda la semana durante los meses del verano.

“Todo esto se vincula a un pedido de los trabajadores vinculados a la búsqueda de una indumentaria más cómoda y teniendo en cuenta las características del clima”, dice Lagrange.

Estos cambios se asocian a otros que tienen que ver con la forma en que se trabaja en los bancos con la irrupción de las nuevas tecnologías.

“Antes, en la época del saco y la corbata más estrictos, había más gente que hacía trámites en caja. Hoy estamos hablando de bancos que trabajan de otra manera, con la opción de hacer muchos trámites por Internet y donde el BCRA estudia posibilidades como que las instituciones ofrezcan wi fi y hasta café”, dice Lagrange.

Claro que esa tendencia tan marcada en las instituciones privadas no es seguida con la misma velocidad por los bancos oficiales.

“Los bancos oficiales siguen más atados a la tradición y sus normas internas relacionadas con la vestimenta mantienen en su mayoría la obligatoriedad del saco y la corbata”, dice Lagrange.

Claro que todas estas normativas nuevas , que buscan flexibilizar la vestimenta en los bancos, convierten al traje y a la corbata en opcional.

Y, establecida esa libertad de elegir, la actitud de los bancarios no es siempre la misma y la edad aparece como un gran condicionante.

Daniel Campagna, que actualmente trabaja en un banco privado platense donde rige desde hace dos meses una normativa que permite elegir si usar o no traje y corbata, opta por ajustarse a las tradiciones.

“Tengo 46 años y trabajé toda mi vida con saco y corbata. Me parece que es más prolijo”, sostiene Campagna, quien cree que es la edad el factor que determina distintas actitudes frente a la misma normativa.

“Apenas salió esta disposición interna, los ´sub 40´ empezaron a venir todos sin corbata y lo mismo los más grandes, que están cerca de jubilarse. Pero entre los 40 y los 60, la mayoría prefiere seguir usando traje y corbata”, sostiene.

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