Jugar mal y ganar, el estresante combo que condujo al “Lobo” a la puerta de la salvación

No sabe vivir tranquilo. Pasó de los murmullos fastidiosos a un alivio fenomenal. Este nivel futbolístico sólo puede conducirlo a un laberinto de nervios y cruel incertidumbre

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Hay dos caminos para analizar el momento que transita el fútbol de Gimnasia. Uno es quedarse con la carrera loca en el imborrable festejo de Horacio Tijanovich (sin ser primerísima figura ni titular indiscutido, todavía, siempre deja algo bueno para el equipo) y pensar sólo en que ya está... que el peligro de perder la categoría se ha ido casi por completo, que el gran objetivo de este tramo crucial del almanaque 2019 va rumbo a su coronación, que se está terminando la angustia, que desaparece el miedo y que el muy cercano receso será un tiempo de calma y reflexión, de evaluación exhaustiva y de planificación seria. En definitiva, tener claro que será época de “barajar y dar de nuevo”.

El otro, en cambio, es un sendero mucho más crudo, nada agradable, y trata de posar la mirada sobre lo mal que está jugando el equipo. Su nivel actual es alarmante y durante el segundo tiempo frente a Newell’s pareció tocar fondo hasta provocar irritabilidad entre sus hinchas. La “Lepra” le manejó la pelota con la autoridad de lo que no es, un buen equipo. Defensa y Justicia también le había hecho pasar un mal rato en el Bosque tocando con mucho criterio el balón, pero el dirigido por Sebastián Beccacece es de lo mejor que hoy muestra la Superliga. Newell’s es un rival repleto de carencias y por eso impactó más el dominio que ejerció sobre los mens sana durante el capítulo final.

EN EL MEDIO NO MARCA NI GENERA BUEN JUEGO

Darío Ortíz, que en esta oportunidad hizo cambios lógicos, declaró luego del pico de emoción que generó el agónico triunfo: “Tenemos que defender como en el ‘95 y atacar como en el ‘96, ya lo vamos a conseguir”. Es para aplaudir su enorme optimismo, pero la realidad marca, sin una gota de ternura, que su equipo ha perdido la línea. El mediocampo, ni más ni menos que el corazón de una formación ambiciosa, no sólo no marca bien, sino que tampoco es capaz de generar juego asociado.

Aquel “Lobo” de 1995 tenía oficio de sobra para defender. El “Flaco” Morant y, casualmente, el “Indio” Ortíz se conocían de memoria. En la actualidad, no se sabe bien quiénes son los dos mejores zagueros centrales del plantel. Algunos dicen Coronel y Piovi; otros, Guanini y Coronel y hasta algunos destacaron un par de intervenciones de Germán Guiffrey el último viernes por la noche. Así, sin titularidades robustas y bien establecidas, será poco probable verlo seguro y firme atrás.

En el medio, cuando no está Lorenzo Faravelli nadie es capaz de amigarse un rato con la pelota. Quedó demostrado que a Mussis todavía le falta para estar en buena condición atlética (terminó muy cansado y por eso fue correctamente relevado), y también que Brian Mansilla está lejos del nivel que necesita el equipo. Este plantel pide a gritos un volante central con orden, personalidad y manejo. Es un puesto clave y Gimnasia allí está desnudo.

En ataque, está claro que Santiago Silva luce gastado. LLama la atención que Ortíz no apueste fuerte, dándole continuidad, a la dupla venezolana Jesús Vargas-Jan Hurtado. Son jóvenes, tienen “hambre de gloria” y una complicidad natural que nace desde la bandera que lo une.

Horacio Tijanovich, el delantero al que se le pide despliegue y que por eso pierde frescura en los últimos metros, merece ser titular. Su generosidad invita a encargarle muchas cosas, pero debieran apostar por él dándole confianza como hombre de ataque bien definido.

Para atacar como lo hacía aquel gran Gimnasia de 1996 (el mejor de la historia moderna del club), habrá que trabajar mucho. Hurtado todavía no “explotó”, aunque tiene un buen potencial. Sin dudas, está faltando un creativo de cierta jerarquía. Nadie se hace cargo de la conducción y esa carencia lo condiciona severamente.

DEBE OCUPARSE DE SU FUTURO

Gimnasia hoy saca provecho de la desesperación de varios equipos que están debajo suyo en la tabla de los promedios. ¿Podrá hacerlo también en el próximo campeonato? Si no se ocupa de su futuro, procurando equivocarse lo menos posible en la toma de decisiones, seguirá viviendo como vive, sin paz, con el estrés por las nubes y atado a una cruel incertidumbre. Cambia o no le quedará otra alternativa que esperar que errores ajenos vuelvan a salvarlo.

Después de tanto grito, festejo y desahogo, Gimnasia tiene unos cuantos deberes para hacer. Así como está hoy no puede seguir.

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