Un niño de tres años, la víctima más pequeña del ataque a las mezquitas

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Christchurch, Nueva Zelanda

Sólo estuvo tres años en esta tierra, pero de alguna forma, dijo un amigo, parecía un alma vieja. Antes de convertirse en la víctima más pequeña de la masacre de Christchurch, Mucaad Ibrahim, de 3 años, tenía una inteligencia superior a la de su edad y una afinidad hacia sus mayores.

Sin embargo, el viernes, cuando un hombre armado irrumpió en la mezquita donde Mucaad estaba sentado con su hermano mayor y su padre, fue su corta edad lo que lo dejó tan vulnerable. En el caos que siguió cuando las personas huían de las balas, el pequeño se separó de su familia. Su hermano Abdi Ibrahim anunció ayer que la policía confirmó lo peor: su amado niño estaba muerto.

Cada una de las 50 vidas perdidas en la despiadada descarga de violencia perpetrada por un supremacista blanco dejó una dolorosa herida en esta unida ciudad. Sin embargo, la muerte de Mucaad, con sus grandes ojos café y su sonrisa dulce, golpeó con una ferocidad particular.

“Era querido por esta comunidad”, expresó Ahmed Osman, un amigo cercano de la familia. “Han sido días difíciles, realmente muy difíciles”.

Mucaad era un nene alegre y enérgico que siempre parecía estar riendo, dijo Abdi. Era brillante, con una debilidad por la tecnología. Su juguete favorito era un iPad. La inteligencia del pequeño impresionaba a Osman. Mucaad parecía disfrutar hablando con gente mayor, agregó. “Era muy sociable, de conversación fácil”, contó Osman.

Casi todos los viernes a las 6 de la tarde Mucaad iba al parque no lejos de la mezquita donde le arrebataron la vida. Ahí, veía a Abdi jugar al fútbol con Osman y sus amigos. El niño los alentaba y pateaba solo el balón en el césped, recuerda con una sonrisa Osman.

Como de costumbre, Mucaad planeaba ir al parque lel viernes a la tarde, pero nunca tuvo la oportunidad. Ayer, Abdi fue al aeropuerto de Christchurch a buscar a otro de sus hermanos, Abdifatah Ibrahim, quien estaba en el extranjero cuando sucedió la masacre. Ambos se abrazaron fuerte y de allí se fueron a esperar que entreguen el cadáver de su pequeño hermano para llevar a reposar una vida que terminó antes de empezar. (AP)

 

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