“El reiki me salvó”

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La docente platense Marcela Vidal (58) asegura que el reiki la salvó. Cuando tenía 40 años sufrió un cuadro de fibromialgia y rigidez en los pies que le impedían caminar. Después de un mes de recibir reiki todos los días, los síntomas cedieron por completo: “Volví a andar por mi cuenta y ya no tuve dolor”.

Vidal cuenta que ella ya conocía esta disciplina que consiste en canalizar energía a través de las manos: “Me había iniciado en el reiki y lo había empleado en una amiga que tenía un cáncer terminal”. Su amiga falleció pero Marcela asegura que, gracias al reiki, “pudo sobrellevar la enfermedad con menos dolor y sin los efectos adversos que suelen provocar los tratamientos oncológicos”.

 

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