Las muertes en el tránsito que enlutan a la Ciudad

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La advertencia formulada por la Ong Corazones Azules -entidad que apunta a fortalecer la educación vial y a que disminuya el número de víctimas en el tránsito vehicular- advirtió que los platenses tenemos la ciudad con más accidentes y muertes en siniestros viales, en relación a la cantidad de habitantes, a la vez que aludió a la directa responsabilidad que les cabe a las autoridades municipales por esta situación.

Esas expresiones surgieron a partir del trágico accidente en el que perdió la vida un menor de 6 años, que iba como pasajero de una moto que conducía su padre y en la que también viajaban dos pequeños hermanos. Como se sabe, el episodio ocurrió en la ruta 36 y la calle 523, al chocar la moto de frente con una camioneta Ford F 100. Los otros dos chicos se encuentran internados en el Hospital de Niños Sor María Ludovica, mientras que su padre fue trasladado al hospital de Romero.

Con la muerte del menor ya son 19 las víctimas fatales del tránsito en la Región en lo que va de 2019, un número que, dada la altura del año, hace temer que puedan superarse las ya elevadas estadísticas de siniestralidad de años anteriores.

Desde la mencionada Ong se señaló, asimismo, que en la periferia platense se ha vuelto normal que familias enteras con hijos menores viajen en moto, en un contexto en el que las avenidas y rutas se asemejen a pistas de carrera por la velocidad con la que circulan muchos vehículos.

Tal como se ha dicho reiteradamente en esta columna, constituiría una irresponsable conclusión atribuir estos accidentes a la obra del mero azar, cuando en realidad son resultantes lógicas de una indisciplina general que sigue advirtiéndose en las calles.

Si bien no pueden negarse que se advierten algunos avances positivos –por ejemplo, el que se percibe ahora en la mayoría de los conductores acerca del comportamiento que debe guardarse en las rotondas, facilitándole prioridad de paso a quienes transitan por ellas- persisten también numerosas muestras de no acatamiento a las leyes del tránsito, reveladoras de que es la falta de educación vial de los conductores la falla más gravitante.

De la mayor comprensión de automovilistas y peatones sobre la importancia de respetar las leyes del tránsito, depende que se logre progresar en un tema que hoy enluta a la crónica diaria y, lo que es peor, sin que pueda atribuírselo a la fatalidad. Es incontrastable, entonces, que sólo de la mayor disciplina y prudencia de los actores en la vía pública podrán llegar las mejoras.

También resulta evidente, tal como se acaba de señalar desde la mencionada Ong, que no se puede continuar en las condiciones actuales, convirtiendo la vida en la calle en una aventura temeraria y anárquica. Tan evidente como lo es que siguen notándose omisiones en la prevención y formación educativa, por lo que resultan cada vez más indispensables las campañas de concientización, de modo que tanto peatones como automovilistas aprendan de una buena vez que la vía pública puede y debe ser convivida en forma armoniosa y no caóticamente.

 

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