El verdín, otro factor que mete más riesgo en uno de los emblemas platenses

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Enemigo silencioso, el verdín avanza sin pausa sobre la Catedral y esa amenaza que lleva varios años se transformó en realidad por el “desprendimiento de materiales” que ocurrió en los últimos meses.

Científicos del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica -LEMIT-, intervinieron en algunos sectores del edificio y trataron de enfrentan el desafío de frenar la marea verde que cubre gran parte de la torre central. La falta de presupuesto puso en jaque al equipo de profesionales, que no pudo avanzar demasiado. A simple vista se observa que la presencia de ese agente “corrosivo” no afloja.

La acumulación de verdín en distintos sectores de la Catedral ocupa a profesionales vinculados al mantenimiento del histórico edificio desde hace una década. El avance de hongos y líquenes no se pudo frenar.

Según explicaron los científicos del LEMIT en el momento de hacer el diagnóstico, los líquenes y hongos conforman sobre los materiales de la Catedral una “capa biológica y liberan ácidos que penetran en las superficies, haciéndolas más rugosas, más porosas y débiles, por consecuencia más susceptibles a sufrir daños”. Ya se observa en el interior el desprendimiento de materiales que pone en emergencia al templo mayor de la Ciudad.

Cabe indicar que la Fundación Catedral y el LEMIT firmaron un acuerdo de cooperación científico tecnológico y se hicieron algunas tareas de relevamiento vinculadas a los microorganismos que crecen en el templo.

“Hay un equipo del LEMIT observando los ladrillos y los sectores simil piedra, los trabajos son parte del mantenimiento proyectado”, se apuntó ayer desde la Fundación.

La torre ubicada sobre la nave central es el sector más colonizado por los líquenes y según se explicó, desde 2010 se hicieron estudios para intervenir cada sector de la manera más adecuada. “

Los profesionales consultados señalaron que la formación del verdín es un proceso lento, pero que a largo plazo se acumula adentro del ladrillo y puede terminar dañando el edificio.

En la etapa de evaluación no sólo se detectó la proliferación de “enemigos” microscópicos en distintos sectores de la Catedral sino que también se tomaron muestras fotográficas de plantas que crecieron en las paredes.

Los especialistas consignaron que los sectores de la Catedral que más hongos y verdín tienen son el sur, y el que da sobre la calle 15, porque al no estar expuestos al sol ofrecen las condiciones apropiadas para esas formaciones.

El análisis de las manchas de hongos y de los líquenes permitió determinar que más allá de una cuestión estética que afeaba el templo, la liberación de ácidos propia de esas formaciones, tornó las superficies más porosas, más débiles y por ende, más susceptibles al daño.

 

Tratamiento
Tras un estudio realizado por el Lemit se pidió contrarrestar los hongos en la superficie afectada con un tratamiento técnico específico y sellar las juntas de los muros. Sin embargo, eso no se hizo pese al pedido realizado al ministerio de Infraestructura bonaerense.

 

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