Datos alarmantes de una mayor obesidad también entre los chicos

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Por VIRGINIA BUSNELLI (*)

La OMS define al sobrepeso y a la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud”. El sobrepeso y la obesidad constituyen uno de los principales problemas de salud pública de la actualidad a nivel mundial, el cual ha ido creciendo, llegando a triplicarse en los últimos 30 años. Hasta hace algunos años el sobrepeso y la obesidad eran considerados un problema de los países desarrollados, pero este escenario cambió radicalmente y la epidemia se extendió a una velocidad alarmante a los países de bajos y medianos ingresos, particularmente en las grandes ciudades.

Según la OMS, en 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. Por otro lado, y junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que la prevalencia de obesidad en menores de 5 años es de 6,2% (41 millones) a nivel global, con un aumento de 33% desde el 2000 al 2016. Argentina presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en niños y niñas menores de cinco años en la región de América Latina con un 7,3% de prevalencia, según la Base de Datos Global sobre Crecimiento Infantil y Malnutrición de la OMS.

El sobrepeso y la obesidad constituyen patologías multifactoriales. Se encuentran influenciadas por los cambios en la dieta y el estilo de vida resultante de la industrialización, la urbanización, el desarrollo económico y la globalización del mercado durante el último siglo que se traducen en una excesiva oferta constante de alimentos junto a un sedentarismo masivo.

Es importante entonces, darle la entidad que este se merece, tanto a nivel individual y familiar, como así también y sobre todo, a través de políticas públicas que permitan generar entornos más saludables. A nivel individual y familiar, generando cambios de hábitos que incluyan el consumo responsable de todos los grupos de alimentos, aumentando el de frutas y verduras, y disminuyendo aquellos alimentos ricos en azúcares y grasas; promoviendo la actividad física y el movimiento en los chicos; priorizando el consumo de agua en reemplazo de bebidas azucaradas; promoviendo la importancia del desayuno y la merienda saludable, incluyendo lácteos, cereales y frutas y disminuyendo el consumo de galletitas, jugos y productos de panadería e incorporando colaciones y snacks saludables, que ayuden a disminuir el picoteo.

 

(*) Médica especialista en nutrición

 

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