El Acueducto Norte de Absa no termina de arrancar

Siguen las interminables pruebas. Desde la empresa aseguran que “está en servicio y continúan las tareas de ajustes”

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Los vecinos de Villa Castells y parte de Gonnet ya no aguantan más las dificultades cotidianas que deben enfrentar por la falta de agua potable. “Estamos igual que hace dos años”, lamentó un usuario de Absa que vive cerca del Acueducto Norte y transitó junto a su familia todos estos meses de problemas con la red, desde la alta salinidad del suministro (imposible de consumir), el paso por la Justicia para lograr una prestación de calidad, el avance de una obra que tuvo que reiniciarse una y otra vez por roturas en varios sectores, y ahora, prolongados cortes de servicio que deja vastas zonas sin una gota siquiera para el sistema sanitario.

Voceros de la empresa aseguraron que la gran nueva cañería que conecta la planta potabilizadora de Punta Lara con esas dos localidades del norte platense “está en servicio”, al tiempo que, insistieron, “continúan las tareas de ajustes de presiones y drenajes”.

Iniciada después de enérgicos reclamos vecinales en julio de 2017, se esperaba que la obra propuesta por Absa finalizara en marzo de 2018. Eso no ocurrió. Y mientras tanto, el servicio sigue mostrando numerosos defectos. Todavía, como hace dos años, los vecinos afectados por los problemas de la red de Villa Castells y Gonnet, van en busca de los bidones que provee Absa, de lunes a viernes, a las 10.30 y a las 14, y los sábados en el horario de la mañana. Desde que el agua que reciben en sus hogares se salinizó e intervino la Justicia, ese numeroso grupo de usuarios vive todos los días yendo a retirar de la delegación municipal de Gonnet (11 y 490) el agua envasada que necesita para hidratarse y cocinar los alimentos; es decir, vive una rutina por demás incómoda.

Según el planteo de los vecinos, la situación es “desesperante” porque, aseguraron, no sólo no tienen agua potable sino que en muchos sectores durante días “no sale ni una gota de las canillas”. A eso se le agrega un profundo sentimiento de incertidumbre. “La verdad es que no sabemos nada. El acueducto se rompió en varios lugares y en más de una ocasión y no tenemos ni idea cuando lo vana habilitar y vamos a dejar de tener problemas con el agua; a nosotros no nos informan nada, nos tienen totalmente al margen”, señaló un vecino de Villa Castells.

Otro vecino indicó que en estos últimos días se advirtió en algunas zonas “un aumento en la presión” y en otras “cortes casi totales de agua”. Por esos vaivenes en el servicio, el usuario de Absa dedujo que seguirían “haciendo pruebas”.

Desde Absa se señaló que el Acueducto “está en servicio y continúan las tareas de ajustes de presiones en la red y drenajes”. A esas maniobras le atribuye la prestataria la turbiedad del agua que llega a los domicilios que, resaltó, se produce “en ocasiones puntuales”.

A partir de 2016 el acceso al agua potable se convirtió en un verdadero problema, en toda Villa Castells como en amplios barrios de Gonnet. En septiembre de ese año el juez Dante Rusconi estableció que el servicio domiciliario no era apto para el consumo humano, debido a que contiene el triple de sodio y cloro. El magistrado, entonces, dispuso que Absa entregue bidones de agua a los vecinos y no les cobre por un servicio que brinda de forma parcial.

Sin embargo, los vecinos denuncian que reciben todos los meses facturas que rondan entre $1.300 y $1.800 hasta los mil pesos.

 

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