Hartos de esperar a la Justicia, sacaron a la calle los autos de un galpón “usurpado”

Son ocho autos que estaban en una propiedad donde funcionaba un taller mecánico, en 60 entre 20 y 21. Cortaron el tránsito

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La compleja trama detrás de la disputa por un local de 60 entre 20 y 21 que funcionaba hasta hace poco más de un mes como taller mecánico y cuya dueña, de 89 años, denunció como usurpado, sumó ayer a la tarde otro capítulo resonante.

A pocas semanas de la importante batahola (que reflejó este diario) protagonizada por más de 30 personas -de un lado el mecánico acusado de no pagar el alquiler y sus allegados y del otro los parientes de la dueña- un sobrino de ella, Cristian Almada (42), se presentó ayer en ese galpón junto a un amigo, para desalojar de una vez por todas el lugar.

Aprovechando que el mecánico “está detenido porque tenía un pedido de captura”, contó a este diario Almada, él y su acompañante sacaron a la calle ocho autos que permanecían en el local, aunque no fue eso lo que sacudió la rutina del barrio.

Los coches quedaron atravesados entre la vereda, la rambla y la calle, lo que generó que se interrumpiera la circulación de autos y colectivos.

“Nadie los reclamó”

Eso explicó la presencia de personal policial y de agentes de tránsito de Convivencia y Control Ciudadano de la Municipalidad, para evitar que la situación pasara a mayores entre quienes tomaron esa medida y algunos automovilistas.

Paralelamente, los encargados del operativo tuvieron que cortar el paso vehicular en la esquina de 60 y 20, lo que derivó en un embotellamiento de autos y colectivos en las inmediaciones de la plaza Yrigoyen (19 y 60).

Consultado por EL DIA, Almada justificó la decisión adoptada amparándose en diversos argumentos. “Estos ocho autos son de clientes del taller que venía explotando este tipo (por el inquilino). Pero en el último mes y medio ninguno de los supuestos dueños de los autos vinieron a reclamarlos, lo cual es bastante llamativo”, argumentó el hombre.

Pero al mismo tiempo enfatizó que resolvió apelar a vaciar el local de su tía, que vive en la localidad sureña de El Bolsón y que debido al conflicto se encuentra por estos días en La Plata, porque “me cansé de ir todos los días a la UFI Nº 5 a pedir que nos autorice a desalojar el taller mecánico que había montado el que usurpaba el galpón desde hace un año”.

Sin poder ocultar la bronca, reveló Almada que “después de mucho insistir me dijeron que ese permiso iba a tenerlo recién dentro 8 o 9 meses. Hoy (por ayer) volví a la fiscalía a pedirles que apuraran esa situación y no encontré eco después de un mes de reclamo. Por eso me harté y con un amigo sacamos los coches”, explicó.

Según Almada, le ofreció al mecánico que “se tomara un plazo de 4 meses para que se organizara y le dejara la propiedad de mi tía”, pero, “lejos de considerar esa posibilidad, me respondió que iba a quedarse a vivir acá”, sostuvo.

Después de aquel fuerte entredicho Mabel (89) recorrió en un Volkswagen Voyage, junto a su hija Graciela (59), los 1.721 kilómetros que separan El Bolsón de La Plata; entró en el galpón que había comprado 45 años atrás “con el dinero de una herencia” y enfrentó al quien estaba alojado ahí. “Le dije ‘de acá no me muevo hasta que te vayas’ y me fui a sentar en el fondo”, contó ella. Almada, y otros parientes lo sacaron por la fuerza, pero “se fue y volvió a las dos horas con un grupo grande de tipos, algunos creo que son barrabravas de Gimnasia, y se armó un despelote grande. Vinieron con palos y cuchillos y lastimaron a un policía de los que vinieron a cubrir la denuncia y a un amigo de mi hijo”, recordó el hombre. Ayer, rodeado de algunos familiares, reveló por último que en la propiedad desalojada “pondré un resto bar”.

 

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