Siempre polémicos, los lomos de burro vuelven a escena por una queja de taxistas
Edición Impresa | 12 de Mayo de 2019 | 03:47

Con tantos defensores como detractores, cada vez que se habla de los lomos de burro estalla la polémica. A fin de cuentas, sucede lo mismo que con otros métodos para controlar el exceso de velocidad, como los radares, los inspectores, las fotomultas. Hay vecinos que defienden su uso a rajatabla; y otros a quienes les resultan odiosos.
Lo cierto es que ahora estos reductores de velocidad volvieron a quedar en primer plano, a partir de un reclamo de taxistas. Básicamente, desde el Sindicato Unión de Conductores de Taxímetros advirtieron que están mal señalizados e implican un riesgo para los conductores, y, claro está, para la integridad de los vehículos.
El planteo, elevado a la Secretaría de Espacios Públicos, lleva la firma del titular del sindicato, Juan Carlos Berón, y señala que “la problemática que tenemos es que no están correctamente señalizados, no están pintados y no se visibilizan de día y mucho menos de noche”. Y agrega que al no advertir su presencia, los automovilistas “no bajan la velocidad, generando roturas en los vehículos” y “hasta choques” cuando, en el afán de evitar el impacto contra este elemento, realizan bruscas maniobras.
El sindicalista insistió en que afecta por igual al “transporte público, autos particulares y motociclistas”. Por ello, reclamó “que los pinten de amarillo y los señalicen como indican las normas de seguridad vial”.
Sobre el planteo, desde la Municipalidad de La Plata se informó que “se llevan a cabo tareas de refuerzo en la demarcación de toda la Ciudad en general, incluida la correspondiente a lomos de burro asfálticos”.
Asimismo, desde la Subsecretaría de Movilidad Urbana local se adelantó que se están colocando reductores de velocidad plásticos, con dimensiones reglamentarias, pintura reflectiva y ojos de gato, con el objetivo de optimizar su visualización por parte de los conductores.
Al respecto, se aclaró que se está instalando los reductores plásticos en las calles 426 y 476 de Camino Belgrano a Camino Centenario; en calle 173 desde 44 hasta 520; en 138 desde 467 hasta 501; y en calle 6 y 531, entre otras arterias.
LARGA CONTROVERSIA
Hace tiempo que la instalación de lomos de burro en nuestra zona suscita polémicas, acerca de las ventajas o desventajas que representan. Hay automovilistas que esgrimen un arsenal de argumentos para rechazar estos reductores de velocidad: entre ellos, se habla de daños en los vehículos -especialmente en sus trenes delanteros y amortiguadores-. También se ha advertido sobre los peligros que para los conductores representan esos elementos. Otra objeción está vinculada a los inconvenientes que genera a la normal circulación de las ambulancias y autobombas
En la vereda de enfrente, para los peatones y vecinos de distintos barrios que se cansaron de presenciar las faltas por exceso de velocidad y los accidentes que cuestan vidas, los reclaman como una posible solución.
Desde el Centro de Experimentación Vial (CESVI) se señalaba tiempo atrás que “mientras el lomo de burro esté bien señalizado, tenga cartelería previa metros antes de llegar al elemento, esté pintado y no sea algo que sorprenda, funciona”. No obstante, se reconocía que si no estaban en condiciones podían tener el efecto contrario al buscado.
En el medio de los tironeos están los datos que entrega a diario la realidad local, golpeada desde hace años por la tragedia del tránsito, siendo los peatones víctimas frecuentes de los accidentes fatales.
Actualmente en La Plata se encuentran lomos de burro para todos los gustos, sin un parámetro específico, desde aquellos en forma de serrucho y que sirven como advertencia al conductor hasta las lomadas que hacen “saltar” al auto. Tampoco existe una reglamentación urbana clara acerca de reductores de velocidad.
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