Pierre Cardin prepara su sucesión

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“Soy el modisto más viejo”. Tiene 96 años, pero Pierre Cardin se siente “joven” aunque por primera vez reconoce que está preparando su sucesión y cuenta con tres creadores de su taller para seguir diseñando ropa futurista.

“Como se ve, existo”, bromea el modista de ojos azules y gafas con montura de pasta negra. Viste traje, corbata y zapatillas deportivas. Ya no va a diario al taller situado en la parte de arriba de la tienda, frente al Palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa, porque “en estos momentos está cansado”. Pero sigue dibujando “siempre, siempre, siempre. Es mi razón de ser, mi realidad, mi droga”, dice.

El diseñador solía esquivar los temas sobre el futuro de la empresa, que pierde fuelle en Francia pero todavía es muy popular en Asia y Estados Unidos. Ahora, tres meses después de la muerte de Karl Lagerfeld, aceptó que se ruede una película biográfica sobre su vida y confiesa que reflexiona sobre su sucesión.

“Cuando haya muerto, habrá sucesores, por supuesto. Tengo tres jóvenes muy buenos. No quiero que hagan lo mismo que yo”.

Por ahora se dispone a recibir el 26 de julio a la cantante Mireille Mathieu en el festival de Lacoste, que él mismo fundó en el sur de Francia.

“He tenido éxito en todo lo que he hecho. La vida me ha favorecido”, dice el modisto, al frente de un imperio que abarca moda, restaurantes, perfumes, hotelería y los viajes, y que está presente en 140 países.

¿El secreto de su éxito? “Siempre he sido independiente y libre, los otros son Arnault, Pinault”, afirma citando a los propietarios de los grupos de lujo LVMH y Kering. “Sigo mi verdad aunque me equivoque. No me he equivocado. He tenido fe en Cardin”.

En su oficina está la maqueta de un centro cultural que quiere construir, agua de su fuente de la Toscana en una botella diseñada por él y un ejemplar de la revista Time de 1974 de la que fue portada. Muestra fotos de él con Fidel Castro y pasa las páginas amarillentas de Orfeo de Jean Cocteau que le regaló Christian Dior cuando se fue de la empresa.

“El traje bar (modelo emblemático de Dior), lo hice yo”, declara. Ahora no sigue lo que hace Dior ni otras marcas, con dos excepciones: Jean Paul Gaultier, que comenzó con él, y Jacquemus.

Para él la elegancia es “sobriedad. Tengo 20 pantalones iguales y con las chaquetas es lo mismol. Es mi estilo”.

 

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