

Escena de “Avengers: endgame”, el final de una saga que le dio al público lo que esperaba pero que no convenció a los más críticos / Outnow
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HBO y Marvel dieron a los seguidores los momentos que querían, pero, a cambio, entregaron las escenas menos sorprendentes
Escena de “Avengers: endgame”, el final de una saga que le dio al público lo que esperaba pero que no convenció a los más críticos / Outnow
Pedro Garay
pgaray@eldia.com
Los memes pueden ser humorísticos, irónicos, ácidos, vulgares o simplemente irrelevantes, pero de vez en cuando sintetizan verdades que todos tenemos en la punta de la lengua: eso me ocurrió al encontrarme, tras el primer episodio de la última temporada de “Game of Thrones”, con la imagen publicada arriba, de un caballo finamente dibujado desde la cola hasta el torso, y que luego se comienza a desdibujar hasta decantar en un dibujo infantil. ¿Qué le hicieron a mi “Game of Thrones”, la que era coherente con sus reglas y no pensaba en satisfacer al espectador?
Y la misma sensación me recorrió el cuerpo mientras disfrutaba, como disfruto cada domingo de la serie de HBO, la gira de despedida de los superhéroes de la guardia vieja en“Avengers: Endgame”, una colección de escenas épicas para el aplauso, para satisfacer la inversión emocional de la audiencia. Puro “fan service”.
Y el “fan service”, la decisión de dar a los fans los finales felices y espectaculares que desean, resulta un arma de doble filo, porque a la euforia inicial de ver (alerta de spoilers) a Capitán América blandir cierto martillo, o a Arya Stark soltar cierta daga (instantes que hacen además referencia a momentos previos de las sagas, premiando a los fans que reconocen esos pequeños guiños) le sigue, en muchos casos (al menos, a juzgar por las reacciones tuiteras y las conversaciones ñoñas en los grupos de WhatsApp dedicados al debate con spoilers) una sensación de insatisfacción: si se cumple lo que todos deseamos, si ganan los personajes por los cual hinchamos, no hay sorpresa. No hay riesgo.
Y al menos en el caso de “Game of Thrones”, la sorpresa siempre fue un elemento crucial: la subversión de las expectativas está en la serie desde la decapitación de quien se suponía sería el héroe que nos guiaría a la luz. Y nunca se trató del giro por el giro en sí mismo: lo que se revelaba en cada momento inesperado era la trama que se había tejido, silenciosa, imperceptible, en el fondo de la escena.
Pero de repente las reglas cambiaron. El detallado cruce de conspiraciones políticas que retrataba la ambición de poder de la raza humana, al punto de ser negligentes con la verdadera amenaza que crecía al norte, emanaba de la pluma de George R.R. Martin, el autor de la saga literaria, y cuando la trama de los libros se agotó y los creadores del show televisivo tomaron el control de la historia, el caballito comenzó a desdibujarse.
Los momentos viralizables colmaron los episodios, y de la sensación de que cada personaje podía morir en cualquier momento, pasamos a la vaga noción de que la mayoría de nuestros favoritos usa una armadura de trama, están protegidos sea cual sea el riesgo por la necesidad de los escritores de que alcancen el final del “Juego de Tronos”. Una sospecha que se hizo evidente luego de que, por ejemplo, Jon Snow y un grupete de valientes enfrentara a un ejército de Caminantes, y que pareció ratificarse el domingo, cuando más allá de algunos anunciados sacrificios, todos los “lindos” sobrevivieron.
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El cambio de reglas responde a que Martin escribió en sus novelas un complejo entramado de intrigas políticas e intereses económicos en las cuales los personajes eran lanzados: las reglas excedían a los personajes y su voluntad. Quienes entendían esto, y mejor navegaban ese juego de ajedrez letal, sobrevivían, pero quienes jugaban con el corazón a menudo terminaban sin cabeza. Las muertes eran sorpresivas, pero eran consecuencias del juego profundo que se tejía.
Ahora, las muertes y otros giros son sorpresivos solo porque buscan impacto, y la serie se plagó de momentos heroicistas, al borde del suicidio, que plantean que no importa demasiado cómo juegues el juego de tronos. Todo para que los fans disfruten del bueno de Jon Snow haciéndole frente a un ejército entero, una y otra vez: ya no puede ocurrir cualquier cosa, ya no hay riesgo real para nuestros héroes, salvados, como Daenerys el domingo, de las formas más inverosímiles.
Más: si no hay giro antes del final, la serie habrá conseguido tirar por la borda temporadas y páginas de simbolismo y mitología por celebrar a Arya en modo Batman. Mientras la saga literaria construye como amenaza real a los muertos (a la muerte de la humanidad toda), una amenaza omnipresente a lo largo de los siglos, la serie pareció olvidar de un cuchillazo las pinturas circulares, la leyenda del príncipe prometido y demás profecías, y enfiló su climax hacia la lucha por el trono que, tras haber derrotado a un ejército de zombies capaz de sumir a la humanidad en una noche eterna, parece una pelea insignificante.
Las reglas del juego de tronos cambiaron a mitad de serie, y, en parte, se debe a que la serie no podía durar por siempre (los actores quieren hacer otra cosa, son caros, los chicos crecen) y se impuso la aceleración del final que redujo la trama pensada por Martin.
Y algo similar ocurrió con el otro estreno de este abril superpop: la saga de los“Avengers” no podía ser infinita por cuestiones materiales, que terminaron dictando la trama del último rodeo de varios de los héroes originales.
“Endgame” es así una sucesión de momentos de “fan service”, realizados, es cierto, con mucho amor y gran sentido de la autorreferencialidad como una forma de tomarse todo un poco en broma, pero, finalmente, un cierre al que no le importó la lógica interna de las batallas: solo le interesó servir instantes de felicidad a su legión de fans.
El cierre de ambas batallas, la de “Game of Thrones” y la de “Endgame”, es, en ese sentido, bastante similar: después de mil especulaciones, planes, enfrentamientos y pérdidas, la victoria resulta casi casual, en manos de uno de los personajes preferidos y de forma relativamente anticlimática, teniendo en cuenta la amenaza que suponían los villanos. Y la casualidad se disfraza de destino, solo porque uno de los personajes “vio todo antes” pero, claro, no dijo nada porque... suspenso.
Escena de “Avengers: endgame”, el final de una saga que le dio al público lo que esperaba pero que no convenció a los más críticos / Outnow
Un meme referencia el desdibujamiento que sufrió la serie de HBO “game of trhones”, con el correr de sus ocho temporadas / twitter
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