Un Monumental repleto, aunque no exento de polémicas en una previa muy cargada
Edición Impresa | 31 de Mayo de 2019 | 04:45

Si hay un tema que desde hace algunas semanas se encuentra en agenda en la vida de River y que ha generado cierta polémica entre sus socios, es el apuntado estado del José Vespucio Liberti y su posible reubicación.
Mucho se habló en la previa al partido de anoche en cuanto a la remodelación del estadio Monumental y la peligrosa e improvisada decisión de colocar asientos disponibles en la zona de escaleras, más precisamente en las cabeceras bajas y medias, con un único fin de acrecentar la concurrencia, algo que afectaría positivamente la recaudación para una institución que lo necesita. Incluso, algunas imágenes que se dieron a conocer en horas previas al partido sirvieron también para mostrar obstrucciones en las distintas salidas de emergencia de las plateas del José Vespucio Liberti, en las esquinas de las cabeceras de la Sívori baja, algo por demás insólito.
Sin embargo, y pese a la polémica que desató el intento de River de que todos sus hinchas pudieran ser parte del encuentro de vuelta de la Recopa Sudamericana frente a Athletico Paranaense, el Club dio rápidamente marcha atrás con los improvisados asientos de las escaleras y negó haber realizado el proceso de construcción de las mismas.
Así, el Monumental, envuelto dentro de una gran polémica desde hace meses, colmó su capacidad y más de 65.000 almas fueron partícipes del juego ante el conjunto brasileño.
Desde temprano, los hinchas locales coparon tanto populares como plateas, con el afán de brindar una localía fuerte para los conducidos tácticamente por Marcelo Gallardo.
UN RECIBIMIENTO ESPECTACULAR
El recibimiento para el equipo fue verdaderamente extraordinario. En todos los sectores del estadio predominó el rojo y el blanco, con cartulinas y globos que formaron la bandera Millonaria con gran precisión, gracias a la organización de la Subcomisión de socios de la institución.
A todo eso, se sumó una impresionante cortina de fuegos artificiales que duró varios segundos, ya con ambos equipos dentro del campo de juego.
Y a lo largo del partido, el Monumental casi copado por los dueños de casa, a excepción de un pequeño sector que fue otorgado en el anillo superior para los brasileños, fue una usina constante de aliento y apoyo para el equipo riverplatense, que sintió en todo momento el acompañamiento de su gente.
Fue una noche a pura pasión en una nueva final copera que se jugó en el histórico estadio de Núñez en el ciclo Gallardo.
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