Universitarios dan clases a cartoneros para lograr mejoras en el uso de la basura
Edición Impresa | 7 de Mayo de 2019 | 02:14

Más de 20 personas -entre docentes y alumnos- de las facultades de Ciencias Económicas, Ingeniería y Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) colaboran en pos de mejorar la calidad de vida de unas 1.500 familias vinculadas a la recolección y reciclado de residuos en la Ciudad.
La iniciativa es ejecutada por el Instituto de Estudios Cooperativos de la facultad de Ciencias Económicas. Y sus beneficiarios, los integrantes de la cooperativa Recicladores Unidos Ltda, cartoneros y carreros que reciben apoyo académico tanto en cuestiones de organización interna, como para mejorar sus ingresos.
“Uno de los puntos principales del proyecto consiste en trabajar en el análisis de su estatuto para el conocimiento de las características propias de la cooperativa, lograr la autogestión y elaborar el reglamento interno que los fortalecerá en la organización diaria de sus actividades”, explicó la directora de la iniciativa, Noelia Silva.
CAPACITACIÓN
Precisamente, el Instituto de Estudios Cooperativos brinda educación y capacitación a los cooperativistas para que logren una mayor operatoria, mejores condiciones de venta del material reciclado y con ello elevar la calidad de vida de los asociados.
Conformada hace tres años, Recicladores Unidos Ltda. tiene como tarea principal el tratamiento de los residuos sólidos urbanos de la Región, “una práctica con beneficios ambientales, ya que reduce la cantidad de residuos enterrados en los rellenos sanitarios, consume menos recursos naturales, ahorra energía y dinero”.
Pero además, enfatizaron en la UNLP, se trata de una actividad generadora de empleo, por lo que también se persigue la búsqueda de mercados para la venta de lo recuperado. Esto es, volver reutilizables materiales que incluyen cartón, papel, pet, vidrio y aluminio. Por ejemplo, según datos aportados por esta cooperativa, en los últimos ocho meses del año pasado se procesaron 412 toneladas y se recuperaron casi 256 (más del 62%). A la vez que se redujo al 3% el descarte de desechos que llegan de la recolección en calle.
Como se dijo, la unidad ejecutora del proyecto es la facultad de Ciencias Económicas. En tanto, Ingeniería diseña maquinaria capaz de generar valor agregado al material que se clasifica y aporta información sobre seguridad e higiene -fundamental para una actividad en la que sus trabajadores están en constante exposición al peligro de accidentes y enfermedades-. Por su parte, Humanidad diagrama los talleres de capacitación para los trabajadores de la cooperativa.
PROPUESTA INTERDISCIPLINARIA
Tal como sostienen en la UNLP, la propuesta interdisciplinaria se justifica porque la situación de los cartoneros de la Región es “de extrema informalidad laboral”, puesto que “la Ordenanza 10.661/09 de Basura Cero, que entre otros puntos reconoce el trabajo hecho por los recolectores como un servicio público, por disposición del Municipio, hoy ya no se aplica”.
Sin embargo, en la Municipalidad, aseguran que la normativa de Basura Cero “se encuentra en pleno funcionamiento” y destacan que el Ejecutivo local “mantiene un convenio con las cooperativas de reciclado”. En este sentido, desde el Palacio de calle 12 resaltan que “por primera vez en la historia, el municipio reconoce el trabajo de los recicladores urbanos, ya que antes ellos debían autofinanciarse. Hoy hay un contrato mediante el cual la Comuna le paga un monto mensual a 75 carreros a través de su cooperativa, al mismo tiempo que se les alquila un galpón para su funcionamiento”.
Ese grupo de trabajadores, se informó desde la Comuna, recolecta parte de la basura que luego se recicla a través de la bolsa verde y después vuelve como material reutilizable: unas 2.500 toneladas mensuales, entre el 9 y 10% de los residuos que se generan en la Ciudad. Lejos aún del ideal del 30% reciclable que ya se alcanzó en los países más desarrolados, el Municipio aspira a mejorar el sistema con la instalación de contenedores, apoyada en una campaña de concientización que fomente la separación en origen.
CABALLOS Y PROHIBICIÓN
Volviendo al proyecto de la UNLP, desde la casa de altos estudios también justificaron su aplicación en la “persecución” sufrida por los carreros y cartoneros “por usar como herramienta de trabajo carros tirados por caballos”. No obstante, en la Comuna destacaron que se está cumpliendo con una normativa con la que “durante muchos años los gobiernos miraban para otro lado: la prohibición de la tracción a sangre, entendiendo que la circulación de caballos no sólo dificulta y genera riesgos a transeúntes y automovislistas, sino que además genera una situación de maltrato hacia el animal que el Municipio no va a permitir”. Recordaron en el Ejecutivo local que junto a asociaciones de protección animal y recolectores se acordó “hacer cumplir la ordenanza 7.106, posibilitando que los trabajadores continúen con sus actividades en bicicletas, motos y sus respectivos carros, siempre y cuando no impliquen animales”.
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