Boca se quedó en la puerta frente a un Tigre que hizo historia gritando campeón

En lo que fue su despedida de Primera “A”, el equipo de Victoria ganó 2-0 y se quedó con toda la fiesta en el estadio Kempes de Córdoba

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Tigre, el campeón menos pensado de una final que no estaba en los planes de nadie, antes de que esta Copa Superliga comenzara a desarrollarse tras un campeonato oficial de Primera que, entre otros, justamente determinó el descenso del club de Victoria. Le ganó a Boca, el gran favorito, un equipo plagado de figuras cuyos pases están cotizados en millones de dólares, que en esta definición inédita quedó masticando bronca en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, después de una actuación en la que dejó muchos interrogantes.

El recién descendido le impuso condiciones al poderoso en un partido definitorio que terminó 2-0 con anotaciones que se gritaron en el primer tiempo, y terminó de ponerle los matices que faltaban a un partido histórico, con tribunas repletas, seguidores de los dos equipos, lo que no es poco decir en los tiempos que corren, y una fiesta en el cierre que dejó ver un fútbol argentino “patas para arriba”. El equipo revelación se quedó con todo, luego de haber dejado en el camino las series que lo enfrentaron a Colón, Unión, Racing y Atlético Tucumán, antes de este final a toda orquesta.

UN GOL QUE CAMBIÓ TODO

Más suelto Boca de entrada, haciéndose cargo, del campo y de la pelota también. Recostó el juego sobre la derecha, con Tevez como organizador y el colombiano Villa moviéndose a espalda de Colazo, a quien no le alcanzó el auxilio de Janson para controlar su costado.

Largo quedó Tigre, con sus líneas separadas y sin encontrar el modo de por lo menos equilibrar el control. Tan desparramado quedó el conjunto de Victoria que los medios quedaron tan lejos de los atacantes que de la última línea, y así les fue en el tramo inicial.

Un pase largo, por arriba, dejó a Benedetto con todo a su favor, picando detrás de Moiraghi, y el “9” definió bajo, a la izquierda del arquero, pero... El palo le dijo no, a la apertura boquense, como a Villa un par de minutos más tarde, cuando apareció en posición ventajosa frente a Marinelli.

Tigre apareció en toda su dimensión a los 24 minutos, cuando Federico González recibió libre por la derecha, enganchó para adentro, y de zurda le pegó al primer palo de un arquero que descuidó la “ratonera” y pagó con el 1-0, que obviamente calentó un partido que terminó de animarse.

La imagen inicial del equipo que dirige Gustavo Alfaro quedó de repente desarticulada, y se afirmó la escuadra de Néstor Gorosito, quien en ventaja aceitó un juego que dejó ver los problemas defensivos de una escuadra que en las series contra Vélez y Argentinos había disimulado el dueño del arco.

Muestra de lo anterior fue la jugada del 2-0, tras una salida que tuvo precisión en velocidad, y que Izquierdoz interrumpió dentro del área con una falta sobre Lucas Janson, que Pitana castigó con un penal que el propio delantero transformó en gol con derechazo cruzado al palo derecho de Andrada.

La final menos pensada, también con el desenlace menos esperado. Tigre, descendido a la Primera B Nacional, dos goles arriba de Boca, flamante campeón de la Supercopa Argentina, y uno de los más serios candidatos a quedarse con la presente Copa Libertadores, interrumpida en octavos de final mientras se desarrolla la Copa América de selecciones en Brasil.

El gol de Federico González le cambió el rumbo al cruce, porque alimentó la ilusión de uno y hundió en la confusión al otro. Increíble por la jerarquía individual del elenco Xeneize, pero real, y no hubo variantes en el segmento final de un primer tiempo que se completó con un tiro libre de Zárate que se fue a centímetros de un palo.

Buscando explicaciones, las ausencias de Iván Marcone y del uruguayo Nahitan Nández, suspendidos, más las de Emanuel Reynoso, lesionado, y Agustín Almendra, afectado al Sub-20 que está disputando el Mundial de Polonia, le restaron potencial al “favorito”, que no obstante tuvo múltiples alternativas para reemplazarlos.

Jorman Campuzano y el juvenil Nicolás Capaldo terminaron siendo titulares, pero más allá de aquel mejor arranque boquense, no pudieron evitar el juego de Montillo, Morales y Menossi, las cartas de un Matador que, contra todos los pronósticos, alcanzó su mayor brillo futbolístico en una Copa Superliga en la que, excepto, Boca, dejó a todos los grandes fuera de carrera antes de lo previsto.

A BOCA LE FALTARON VARIANTES

Todas a Villa. En cada jugada elaborada por Boca, la pelota viajó en dirección al colombiano, para que este explotara los metros finales del carril derecho, pero de tan repetida, la maniobra dejó al equipo sin capacidad de sorpresa en el segundo tiempo.

Nunca se buscó a modo de variante cambiar la pelota a la izquierda, y esta realidad volvió a poner sobre la mesa la “superposición” de Tevez-Zárate que alguna vez le complicó el panorama al encargado de turno y que en este cierre de temporada volvieron a juntarse por una serie de bajas que dejó al entrenador boquense con posibilidades reducidas.

Por lo referido, llamó la atención que Alfaro haya dispuesto la salida de Villa, aunque después de una serie de movidas, Boca asumió el control del juego, con Tevez a cargo, y en la búsqueda del descuento, sobre el Tigre abroquelado, llegó lo que bien se podría denominar el show de los goles errados por Benedetto.

Insólito, verdaderamente, la cantidad de situaciones que pasaron de largo con el goleador como protagonista central. Con un perfil, con el otro, de cabeza... No encontró la forma Benedetto, y con una defensa que se multiplicó esperando dentro del área, sus intentos terminaron siendo poco menos que caprichos.

Aguantó Tigre, metido en defensa, cruzando la franja central cada tanto, hasta que el árbitro marcó el final y desplegó la fiesta de campeón. Esa que nadie, o pocos, pudieron imaginar cuando esta Copa Superliga comenzó a marchar con los grandes como principales candidatos a quedarse con el título.

 

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