Una obra necesaria que representa un desafío para la Ciudad

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El inicio ayer del corte del tránsito en la neurálgica esquina de 1 y 32, que permanecerá cortada durante los próximos cuatro meses para permitir la realización del paso bajo nivel de las vías del ferrocarril, significará también, sin dudas, el comienzo de ciertas complejidades para el tránsito automovilístico en esa zona, en una situación que obligó a la Municipalidad local a la puesta en vigencia de un sistema de desvíos, en base a un diagrama que se detalló en ediciones anteriores. Pero la Comuna deberá, también, ubicar en esa zona a sus inspectores para aligerar el tránsito, en especial durante los horarios centrales.

Conviene señalar también, tal como se lo ha hecho en forma insistente en esta columna, la necesidad de que los organismos de contralor velen para que la ejecución de los trabajos no se prolongue más allá de lo establecido, con las consecuencias negativas que ello podría aparejar para el tránsito urbano.

En este caso, es indudable que la obra que se encara en 1 y 32 adquiere una dimensión importante. Según se explicó, consiste en la construcción de un cruce vial a desnivel con el tren Roca, compuesto por dos grandes pasos bajo nivel de tres carriles cada uno, como alternativa de cruce en forma continua para vehículos y peatones.

Los trabajos contemplan, además, la construcción de cuatro puentes ferroviarios, dos del lado de avenida 32 y otros dos del lado de 532; cuatro puentes carreteros; pasos peatonales con rampas para todas veredas paralelas a los carriles; puentes y zona de intervención del cruce bajo nivel; iluminación de toda la zona de influencia; demarcación vertical y señalización horizontal; equipamiento urbano y parquización.

Existen, como se ha dicho, algunas experiencias negativas, como la ocurrida con la reformulación integral de la avenida 122, que se extendió más allá de los plazos anunciados y que generó reiterados reclamos vecinales.

Se dijo entonces y es ahora el momento de reiterarlo que las obras públicas en las ciudades deben ser planificadas y ejecutadas teniendo a la vista la necesidad de evitar cortes y desvíos de calles que se conviertan en prolongados, sin que ello signifique en modo alguno cuestionar la ostensible necesidad y la importancia de que se realicen obras públicas.

Sabido es que el tránsito de la Ciudad se encuentra colapsado. Cuando, como en este caso, las que deben ser cortadas son avenidas selectivas, es decir habitualmente elegidas por numerosos automovilistas -se habla aquí de las avenidas 1, 32 y 532, tributarias también de la Autopista La Plata-Buenos Aires- todo desvío hacia calles laterales, más angostas y ya recargadas de tránsito, puede generar embotellamientos y trastornos de diversa índole. Tal situación, asimismo, se verá agravada por la cada vez menor oferta de estacionamiento, en las zonas que se verán, además, alcanzadas por los desvíos.

En ese contexto, es de esperar que la Municipalidad aporte la presencia de inspectores que agilicen con sus indicaciones el tránsito automotor -especialmente en las horas pico de ingreso y egreso de la Ciudad- sin perjuicio de volver a expresar el anhelo de que la obra de 1 y 32 concluya en los plazos prometidos.

 

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