La joven atacada con una trincheta casi no sale de su casa y sigue recibiendo amenazas
Edición Impresa | 10 de Agosto de 2019 | 03:16

Pasó ya un mes y medio desde que Melina Cruz (29) fue atacada con una trincheta en 115 y 42, situación por la que volvió a denunciar a su ex pareja, quien, a pesar de todo, sigue libre. Mientras la justicia resuelve el planteo de eximición de prisión (que ya le denegaron), le colocaron una tobillera magnética que le advierte a la chica si el agresor se acerca a menos de 400 metros, recurso absolutamente novedoso en causas por violencia de género en la Provincia.
Atravesando por un cuadro de estrés postraumático que la mantuvo prácticamente alejada de toda actividad, Cruz se contactó con este diario para contar que sigue “recibiendo mensajes intimidantes” de parte de un teléfono registrado a nombre de su ex pareja, y se inquieta cada vez que “suena el aparato porque (el acusado, Lucas Ezequiel Grippo) desobedece la perimetral que tiene otorgada pasando cerca de mi domicilio”. Y hay más. Según Cruz, su hermana “también recibió amenazas a través de un mensaje”.
“Melina trabajaba en la empresa del padre, pero no puede ni hacer ese trayecto por miedo”
Juan Gregorio Benítez Abogado de la víctima
La víctima y su abogado, Juan Gregorio Benítez, confirmaron que el pedido de detención que oportunamente hizo la fiscal Cecilia Corfield contra Grippo no puede concretarse porque sus defensores presentaron dos veces un recurso de eximición de prisión que fue rechazado en ambas oportunidades por el juzgado de Garantías, “y un hábeas corpus que denegó la sala III de la Cámara”.
A criterio de Benítez “ya hay un doble conforme porque la presentación ante la Cámara oficia como vía recursiva”, pero lo cierto es que con la feria los planteos quedaron suspendidos y esperan que ahora se retome el análisis. “El expediente todavía no bajó de la sala de feria y el juez (a cargo) no podía firmar porque está de licencia”, lamentó Melina, sin pasar por alto que “eso demandará tres o cuatro días más”.
Mientras la orden de detención no esté firme el hombre seguirá libre y con una tobillera magnética que es monitoreada por el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), medida a la que accedió para que no lo consideraran prófugo.
“A todo esto, yo sigo encerrada con la presencia policial del rondín, el monitoreo de la tobillera, que él desobedece, y las amenazas”, aseguró.
Su abogado dijo ayer a este diario que la mujer está “tranquila porque está monitoreada, pero se pone mal cada vez que empieza a sonar el aparatito, porque significa que su ex anda cerca de la casa”. Con respecto al celular desde el que ella y familiares suyos reciben amenazas que prometen “hacer sangrar” a Melina y sugieren buscarla, junto con su hijita de 7 años (hija del acusado), “abajo de la tierra”, Benítez aseguró que la empresa “Movistar confirmó que el número -ya denunciado- está a nombre de Grippo”.
El 25 de junio pasado Cruz sufrió cortes en el cuello y en las manos en inmediaciones del edificio donde vive con su hija, aunque el calvario -según cuenta- comenzó hace varios años.
“Antes de que naciera nuestra hija -apuntó-; inclusive, me golpeó estando embarazada de 5 meses. Ahí dije basta y decidí separarme”. Grippo, que es empleado municipal y docente en la facultad de periodismo de La Plata, intentó reanudar la relación, pero Melina siempre se opuso. En todos estos años ella lo denunció 12 veces por distintos episodios de violencia y él “violó tres veces la restricción perimetral”, aunque “solo estuvo detenido una semana, en 2015”.
Después de que al acusado le colocaron la tobillera magnética Cruz recibió un aparato parecido a un teléfono celular que le advierte con un pitido si el agresor está a menos distancia de la establecida para la restricción de acercamiento (la justicia dispuso que Grippo permaneciera a más de 400 metros de Melina).
Por lo que contaron ella y el abogado que la patrocina, en todo este tiempo ha sonado varias veces. Y “este hombre se jacta de estar observándola”, con mensajes en los que describe cómo está vestida o los movimientos que realiza. En tal caso la chica se contacta con las autoridades y estas advierten al imputado.
El sistema de tobilleras para acusados de violencia de género depende de la Municipalidad de La Plata, aunque en esta primera instancia lo monitorea el SPB, que dispone de sistemas y operadores preparados para intervenir en estas situaciones. Desde ambos organismos aseguran que el sistema es mucho más efectivo que una orden de restricción porque le permite a la víctima conocer la ubicación del atacante y ponerse a resguardo, bajo control permanente de una fuerza de seguridad. Pero Melina siente que ella está presa y el acusado libre.
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