Saber fingir, en la cama y en la tribuna
Edición Impresa | 11 de Agosto de 2019 | 03:14

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA
Un estudio de la UBA dice que el 30% de las mujeres no llega al orgasmo y que una de cada 10, nunca lo tuvo. El sondeo, que consultó a 700 mujeres entre 18 y 60 años, aportó revelaciones desganadas: el 69% de las argentinas ha fingido orgasmos alguna vez y siete de cada 100, lo hacen casi siempre. Entre los hombres –informó otra consulta- 22 de cada 100, también simulan. Desde 2018 estos especialistas realizan el test llamado Índice de Función Sexual Femenina (IFSF) con las mujeres que concurren a los consultorios externos del Hospital de Clínicas. Lo hacen en la sala de espera, donde entregan papel y lápiz y piden una respuesta anónima.
El estudio sobre los falsos orgasmos fue una alegoría de los candidatos de estos días, tan inacabados y fingidores
El estudio sobre los falsos orgasmos pareció una alegoría de los candidatos de estos días, tan inacabados y fingidores. Fueron ellas las que empezaron a usar en la cama este recurso. Antes no necesitaban simular, porque asumían la frigidez como una ofrenda al pudor y las buenas costumbres. Pero cuando aprendieron a gozar, aprendieron a mentir.
Fingir sin duda ha sido también parte de una campaña que hoy ingresa en zona definitoria. Aparentar el orgasmo ya no es sólo cuestión de mujeres. Una encuesta telefónica aleatoria en Estados Unidos y una investigación de la Universidad de Kansas, mostraron que en la cama cada vez hay más ficción que realidad. En casi todos los casos, la sobreactuación se ve como un ejercicio altruista para proteger el vínculo. Su propósito no es otro que echarle mano al teatro casero para salir del apuro sin molestar al primer actor. Una mentira encomiable que defiende el candidato y mejora el relato matrimonial.
Lo hacen los dos, aunque esa maniobra les cuesta menos a ellas. El hombre debe acudir a los preservativos para fabricar pruebas. Y las mujeres, con cualquier jadeo aportan evidencias. Ahora nos venimos a enterar que muchas veces lo que celebrábamos como un logro propio era una gran actuación ajena. A puro suspiro, la piadosa de turno más de una vez nos ubicó en el falso medallero de los inolvidables. Ellas hacen lo que pueden con los placeres disponibles. Y por sumar, dan categoría de éxtasis a cualquier sacudón fuera de programa.
No sólo se finge en la cama. En los actos políticos hemos estado viendo un reguero de actuaciones. Nos quieren convencer de que podemos ser protagonistas del cambio, cuando apenas somos espectadores de un teatro que ofrece el mismo desenlace con elenco rotativo. Lo de impostor, mal o bien le cabe a casi todos. En la cama y en la tribuna. Las convicciones son cambiantes y corregibles. Y las declaraciones mostraron una clase dirigente vanidosa y desmemoriada. La política demanda realineamientos constantes para estar a tono con una actualidad que trata de validar como certezas lo que sólo son pálpitos y deseos. Hay mucha marcha atrás en esas caravanas de promesas donde sobra recorrido y falta destino.
“Los resultados nos llamaron mucho la atención: el 30% de las mujeres no suelen experimentar orgasmos y el 12% nunca tuvieron uno, ni sola ni con sus parejas”, afirma la doctora Silvina Valente, de la Sección Sexología de la división Ginecología de la UBA. Ese test, realizado con mujeres de Capital y Provincia, fue un aporte de la ciencia al 8 de agosto, Día Mundial del Orgasmo. Otro estudio de la Sociedad Argentina sobre Sexualidad Humana, llegó a parecidos resultados, pero agregó otro dato desalentador: el 63% de las consultadas tiene moderado a bajo interés por el sexo.
El deseo está bajo sospecha: el 30 % de las mujeres no llega al orgasmo y siete de cada 10, los han fingido
Estas conclusiones ponen al deseo bajo sospecha. “Crece el desgano sexual femenino por el estrés y la presión laboral. El avance de la tecnología y la falta de tiempo en la previa, son otros culpables. Aumentaron las consultas por falta de libido en la mujer. Y el feminismo podría ser contraproducente en la sexualidad”, dice el sexólogo Walter Ghedin. “Hoy la mujer está vapuleada socialmente”, agrega. Y exigen atención y esmero para rendir mejor.
Lo de saber aparentar es una pequeña farsa de buena fe que le otorga certificado de tarea cumplida a esas noches con más deberes que recreos. El plan de ellas es engañarnos hoy para no hacer peligrar el mañana. Igual que los políticos.
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