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Crimen de odio


Federico Augusto Gómez Miranda expresa: “El odio se ejerce en esta ciudad, directamente y en todo rubro, emana de cualquier fuente, proveída de justicia o de injusticia, ya sea porque uno provenga de una vereda o viceversa. Tiene una desmesura y una eficacia desde las profesiones y las responsabilidades más mediocres, agreguemos la racionalidad de una empleada de una oficina de impuestos pública. Los términos odio, violencia, destrato, crimen, no apelan de lo inmediato a la figura del contador o administrador de impuestos. Pero si sobre un salario de 43 mil pesos le podan 5 mil de impuesto a las ganancias, ese sujeto que le devora el 15% de su salario como ganancia, es vivir o no vivir soñando con la foto de tu verdugo arriba de la almohada. ¿Cuál es el poder en un ministerio del gobierno provincial? Que le practiquen el descuento según la norma vigente o no, ¿cuál es el poder de la contadora que me poda el salario y cumple con el deber de igualdad ante la ley sin practicas de odio? Aplicar las desgravaciones que me corresponden por pagar alquiler y tener un seguro de retiro. ¿Y si no lo hace?, lo hace al final del ejercicio contable, en mayo de 2020. Y por que no lo hace mes a mes y me deja ir tapando el impuesto con mis gastos desgravantes del impuesto? Sencillo, diría el Premio Nacional de Literatura Andrés Rivera, por odio. ¿Por qué odia? No es un error administrativo ni un código de ley, en este contexto y en esta Argentina, se realiza silenciosamente y de a uno, es otro ominoso crimen de odio sin aviso. No me van a matar en un Walmart latino o yanki este mes, la oficina de impuestos del Ministerio de Gestión Cultural de la provincia me ahorra tal exposición a esta y cualquier otra aventura de gestión alimenticia”.

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