Allegados a la jubilada asesinada en Hernández reconocieron los objetos secuestrados al acusado

Confirmaron que son de Gladys Catena un televisor, una computadora y una frazada hallados en la casa del joven, en Spegazzini

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Luis Benítez, el joven de 21 años que el miércoles fue demorado por la sospecha de que mató a la mujer que le dio trabajo en su casa de Hernández para robarle un par de plasmas y una computadora, será indagado hoy por el fiscal Álvaro Garganta, que ayer pidió formalmente su detención por “homicidio en ocasión de robo agravado por criminis causa (matar para ocultar otro delito”. Eso, si la jueza Marcela Garmendia avala el planteo, lo que es casi un hecho considerando los indicios que comprometen al imputado, informaron fuentes judiciales.

En las últimas horas los allegados a la víctima, Gladys Catena (65), reconocieron como suyos un televisor plasma, una computadora y una frazada que habría usado el asesino para envolver esos objetos antes de llevárselos de la casa de la mujer, en 511 entre 19 y 20.

El televisor y la computadora fueron recuperados en la vivienda de un vecino de Benítez que habría pagado unos pocos pesos por ellos, mientras que la frazada estaba en la casa de la novia del acusado, en Larrea entre Viamonte y Bermúdez, en la localidad de Carlos Spegazzini (distrito de Ezeiza), donde el muchacho solía pasar algunos días, informaron fuentes oficiales.

Los policías que registraron ese domicilio a pedido del fiscal Garganta encontraron, además, un par de zapatillas con manchas que serían de sangre y cuchillos del tipo tramontina con mangos de color celeste, iguales al que tenía la víctima clavado en el cuello.

Todos esos elementos comenzarán a ser peritados en los próximos días para saber, entre otras cosas, si los restos del calzado son efectivamente hemáticos y, en tal caso, si pertenecen a la víctima.

Analizarán también las heridas que tiene Benítez en el cuerpo, en especial en las manos y los brazos, ya que se presume que se las pudo provocar Catena en su desesperado intento por resistirse y salvar su vida.

“Había mucho desorden en los ambientes”, reconoció un investigador, situación que adjudicó más “a una pelea entre la víctima y el victimario”, que a la búsqueda que pudo hacer el intruso para encontrar dinero o joyas.

“Perdió mucho tiempo desamurando los televisores cuando había cosas mucho más valiosas”, reflexionó la misma fuente, aludiendo a los 9.000 dólares que encontró la policía en el lugar, además de alhajas y distintas pertenencias.

Todavía no encontraron el otro televisor que desapareció de la escena, aunque seguramente corrió la misma suerte que el resto de las cosas: terminar vendido a un precio irrisorio.

Como ya se informó, Benítez llegó al conurbano hace aproximadamente cuatro meses desde la provincia de Chaco y terminó conociendo a Catena en su rol de ayudante de un contratista de la zona de Hernández al que ella había convocado para hacer unos arreglos en su vivienda.

ausente sin aviso

Las fuentes que consultó este diario dijeron que el trabajo en el chalet de Catena lo terminaron hace tres semanas, aproximadamente, por lo que ya habían comenzado con otros encargos. De hecho, el día del crimen -el martes pasado- el contratista no pudo ubicar a Benítez para ir a trabajar a donde tenían previsto, lo que reforzó las primeras sospechas en relación con aquel misterioso ayudante.

Se supone que entre la noche del lunes y las primeras horas del martes el joven se presentó en la casa de la jubilada “con alguna excusa”, especuló un detective, “y ella -que era muy desconfiada-, le abrió porque lo conocía”. Minutos después se desencadenó el forcejeo que terminó con Catena muerta.

Los forenses conluyeron en su informe de autopsia que la causa del deceso fue un paro cardiorespiratorio provocado por la fractura de cinco costillas.

El cuerpo lo descubrió Manuel Maldonado (33), el yerno de la jubilada, cuando el martes al mediodía entró en la casa con su juego de llaves, preocupado porque ella no contestaba su teléfono. Los ambientes estaban dados vuelta. Y la víctima tirada en el piso de la habitación.

Por ahora no hay elementos para suponer que hayan actuado dos o más personas, de modo que no hay otras detenciones pendientes.

 

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