Cayó el segundo sospechoso por el sangriento asalto al taxista en San Carlos

Tiene 19 años y fue detenido mientras estaba con familiares en una plaza céntrica. Creen que fue quien apuñaló al chofer

Edición Impresa

Un día después de que se concretara la detención del primer sospechoso -a quien su propia madre condujo hasta la Policía-, ayer se registró otro avance en la investigación del salvaje asalto contra el taxista Carlos Granero con el arresto del segundo sospechoso de participar en el atraco y con el rol más violento: los investigadores creen que fue quien le aplicó dos puñaladas, en el corazón y un pulmón.

El conductor del taxi fue herido en una secuencia que se inició en un punto aún no determinado, en la madrugada del sábado. Dos jóvenes subieron como pasajeros y en 33 y 149 le ordenaron entregar la recaudación y bajarse del auto. Antes de irse, uno de los ladrones lo atacó con un cuchillo. Las puñaladas afectaron ambos órganos y debió ser operado de urgencia en el Hospital de Melchor Romero, donde sigue internado con signos que alientan un pronóstico de recuperación.

Según informó la Policía, M.P., de 19 años, estaba en Plaza Paso (13 y 44), junto a familiares cuando los pesquisas le colocaron las esposas. Sabían que vive en Berisso y tiene entradas a la comisaría por conflictos con la ley cuando era menor. Es amigo de la infancia de J.M.M, el otro arrestado, de 18 años, que vive junto a su familia en Villa Tranquila, Ensenada.

Según le contaron a este diario familiares de J.M.M., los ahora apuntados por el asalto a Granero se reencontraron pocos días antes de ese hecho, tras varios años de silencio en esa amistad de chicos.

La madre del menor lo llevó ante la Policía el domingo por la tarde, luego de que la abuela materna del chico, residente en Melchor Romero, la llamara por teléfono a media mañana, alertada porque la Policía de esa localidad buscaba a su nieto por el atraco. Ya estaba abierta una causa judicial, con investigación a cargo del fiscal penal Marcelo Martini (UFI Nº 3).

El chico había ido a la casa de su abuela el viernes y recién reapareció en Ensenada el domingo a las 8 de la mañana. Tuvo a esa hora un amague de sinceramiento con su mamá y se fue a dormir.

Un par de horas más tarde, la mujer, tras destrozar el teléfono contra el suelo por lo que escuchaba, lo sacó de la cama y lo llevó ante la Ley. El chico aseguró que él no había herido al chofer y que solo “asistió” a su viejo amigo en el robo. La madre pretendía que explique eso ante la Justicia y detenido. Sin embargo, como no había orden de detención y se concluyó en que tanto la acusación de la madre, como la confesión del chico ante la Policía no tienen valor para privarlo de la libertad, lo identificaron y lo mandaron a la casa. Pero el lunes fue detenido.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE