El rival más complicado de Gimnasia sigue siendo el mismo Gimnasia

Es responsable de todo lo que le pasa. Le hacen goles por errores propios increíbles, y es capaz de levantar también ¿Ya es hora de buscar culpables?

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Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

Antes que arranque la Superliga, puntualmente cuando salió el fixture, se empezó con la discusión de “le tocó un arranque difícil”, o aquello de “tiene muchos viajes”, o lo que sea... Y desde estas páginas adelantábamos que el peor rival de Gimnasia, no sería ni Lanús, Boca, Independiente o River, por poner ejemplos, sino el mismo Gimnasia. Hoy para el equipo de Darío Ortiz no hay partidos fáciles, todos son complicados, por que sencillamente el fútbol argentino es competitivo y cualquiera le puede ganar a cualquiera.

Acá la verdad de la “milanesa” (como decían nuestros Viejos), es que le tenés que ganar a la mayor cantidad de equipos posibles para cumplir con tu objetivo, sea salir campeón o salvarte del descenso. Y en estas tres fechas de la Superliga Gimnasia dejó claro que el peor rival, es sí mismo. Porque creó muchísimas situaciones y no supo terminarlas. Le pasó ante Lanús, San Lorenzo y Colón, y si quieren sumemos el empate con Defensa y Justicia por Copa Argentina. Falló adelante, pero lo más sorpresivo, es que falló atrás y lo pagó caro.

Un sello del equipo del Indio Ortiz desde que había asumido, era que no le llegaban, le marcaban muy pocos goles y no daba ventajas atrás. Ahora es todo lo contrario. Le llegan y le convierten fácil. Le crean varias chances de gol y alguna pelota mal rechazada termina siendo un “regalito” para el rival.

En estas tres fechas el equipo aún no está aceitado. No está ensamblado. Quizás Ortiz ni siquiera lo tenga. Por que tras un mal primer tiempo en Santa Fe, el DT se dio cuenta que sin un “nueve” de área no se puede jugar, estaba dando ventajas, y puso a Velázquez y convirtió. Luego a Bolívar en el medio, y tuvo equilibrio. Los encuentros entre el recién llegado Alemán, García y Ayala fueron interesantes, pocos y efímeros, pero interesantes. Spinelli demuestra ser voluntarioso, un tanto embarullado, pero obliga al rival a tener cuidado.

Y tras dejarse pegar primero (le pasó en los cuatro partidos de esta etapa antes mencionada) recién sale como loco, acordándose con desesperación que se está yendo al descenso. Sí, es verdad, quedan 20 partidos de la Superligera más los encuentros de la Copa de la Superligera que vendrá después, pero los rivales del descenso empezaron a sumar todos ahora, y el Lobo solo 1 de 9.

Recién van tres partidos, pero como es tan desgastante pelear el descenso, se siente como que van 15 fechas, parece una continuidad de lo vivido meses atrás. Hay impotencia. Bronca. Y por eso se empiezan a buscar culpables. “La Comisión no sabe nada” dicen unos; “ya se tiene que ir el Indio”, dicen otros que hace un par de meses decían lo mismo de Pedro Troglio y coreaban a Ortiz.

La paranoia empezó a sobrevolar y no es bueno. Es el momento en que se debe tener mayor calma. Los jugadores deben entender (todos) lo que se están jugando. Que no pueden dudar ni un instante. Que defensivamente no pueden seguir cometiendo errores, que se paga yendo a buscar la pelota adentro. No importa si está Lanús con sus titulares o Colón con un equipo alternativo como el que presentó el lunes.

Ya no vale la pena hablar de merecimientos. Con San Lorenzo tuvo muchas situaciones, no pudo meter una sola, el empate ya tenía sabor a poco, y lo terminó perdiendo. Es momento de jugar, de meter y sumar, por sobre todas las cosas. De estar convencidos de verdad. De nada servirá ganarle a Defensa y Justicia el sábado, si una semana después no le gana a Argentinos Juniors y vuelven los nubarrones.

Jugar con un “cinco” es fundamental. Ayala no lo es, Mussis tampoco, García menos. Entonces que juegue Bolívar que jugó en ese lugar toda su vida. También tener un “nueve” de referencia dentro del área. Sea Velázquez, Contín o el pibe Caraballo. Pero un delantero de área, por que está claro que jugar con Spinelli, Alemán, Comba o Tijanovich sueltos, no da resultados. Es un caos, una suma de voluntades que van para adelante, nada más. Habrá que volver a aquello de, “el inodoro, en el baño... y la cama en el dormitorio”. Eso Ortiz lo sabía bien, al menos hasta la Superliga pasada. Será momento de pensar en un buen esquema y elegir a los mejores hombres.

Después, los jugadores son los que terminan decidiendo. Despejar corto, no hacer un relevo, no cerrar o perder las marcas, es exclusividad de ellos. Acá no hay misterios y Ortiz queda exento. Jugar lo que te estás jugando y perder a los 48 minutos 47 segundos, cuando quedaba nada para cumplir con los 4 de descuento, es grave. En el banco puede estar Ortiz, Troglio, Van Gaal o Guardiola, pero los que decidirán siempre son los futbolistas. En manos de los propios jugadores está el destino de Gimnasia, ir al “cielo” o al “infierno”, dependerá de ellos.

 

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