Mascotas: el peligro de las castraciones clandestinas

Cada vez se realizan más campañas ilegales de castración y los expertos alertan sobre los riesgos para la salud pública. Un fenómeno que crece a través de las redes sociales

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Sábado a la mañana. Una fila de gente espera con sus mascotas en la puerta de una casa particular. Lo que parecía una simple campaña de castración de perros y gatos, terminó en un escándalo con seis veterinarios truchos que terminaron imputados por usurpación de títulos y por actos de crueldad animal. El caso, ocurrido hace unos meses, es apenas la punta de un iceberg que, según advierte el Colegio de Veterinarios de la Provincia con sede en nuestra ciudad, no para de crecer en la Región y pone en peligro no sólo a las mascotas sino a la salud pública en general.

“Hablamos de campañas clandestinas que se realizan no sólo en La Plata o el resto de la Provincia sino en todo el país”, asegura Osvaldo Rinaldi, presidente del Colegio de Veterinarios y para quien la situación actual “es un verdadero descontrol, con entidades protectoras que están detrás de todo y cuyo único propósito es facturar con una actividad que debería ser gratuita”.

Como tal vez se sepa, las castraciones de mascotas sólo pueden realizarse en lugares habilitados (centros de zoonosis, antirrábicos municipales y/o provinciales o veterinarias privadas), por lo que, quienes cedan o alquilen lugares para estos fines, también se encuentran incumpliendo la normativa vigente.

“Los espacios habilitados son los únicos preparados para controlar cualquier situación de zoonosis -dice Rinaldi-. Hay que tener en cuenta que en estos lugares de castración irregular se utilizan drogas sin ningún control y hay manejo de residuos patológicos que tampoco nadie controla”.

De acuerdo a la denuncia lanzada por el Colegio de Veterinarios, se registraron casos en los últimos meses de castraciones convocadas informalmente y realizadas en jardines de infantes (un ejemplo de esto ocurrió en La Matanza), centros de jubilados, sociedades de fomento y domicilios particulares, todos espacios claramente no aptos para estas prácticas y que pueden afectar a los sectores más vulnerables y con mayores factores de riesgo de la población, como son los niños y los adultos mayores.

“Cobran entre 700 y 800 pesos cuando una campaña de castración, por ley, debería ser gratuita”, apunta Rinaldi, quien precisa además que una intervención quirúrgica de este tipo en una veterinaria privada no baja de los 2 mil pesos, dependiendo siempre de la anestesia que se aplica.

“Hay veterinarios que se prestan a esto y otros tantos que ni siquiera tienen el título -asegura el titular de la entidad-. Es difícil advertirlos porque promocionan estas campañas clandestinas por las redes y confirman el lugar de castración, por lo general, 24 horas antes. A veces incluso atienden a domicilio. En la mayoría de los casos se trata de ONG’s que supuestamente están interesadas en la protección de los animales pero lo único que quieren, en realidad, es facturar por un servicio que debería ser gratuito”.

Sobre esto, bien vale la pena recordar que ejercer la medicina veterinaria sin contar con título habilitante y matrícula, ni garantizar las medidas de salubridad necesarias o los lugares de ejercicio adecuados, resulta un delito penal, además de constituir un acto de crueldad animal.

Para el Colegio de Veterinarios, el problema no radica en la realización de las castraciones “sino en el desarrollo de eventos masivos que incumplen con la normativa vigente”. En este sentido, el decreto ley provincial 9686/81 establece que todo tipo de cirugías en animales deben realizarse por profesionales veterinarios. También, la ley provincial 13.879 fija que los municipios y comunas de la Provincia alcancen el equilibrio de la población de caninos y felinos con la práctica de la esterilización quirúrgica. Y que las castraciones quirúrgicas masivas deberán realizarse en los centros de zoonosis o antirrábicos municipales y provinciales.

“Notamos que muchas de estas entidades protectoras ofrecen sus servicios a los municipios -dice Rinaldi-, algo que no debería ocurrir pero que sucede por un desmadre general de la situación. Hoy nadie respeta las normas y, en este caos, muchos vivos ven en esto la oportunidad de hacer un negocio”.

Salud pública
Las castraciones de animales están consideradas una acción de salud pública y son clave para la tenencia responsable de mascotas. Además de impedir la reproducción, previenen enfermedades y la proliferación de animales abandonados.

 

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