Regresa el trenzado vienés para las sillas

Este estilo de asiento fue creado por Michael Thonet en 1859 y se vendieron decenas de millones de ejemplares, sin contar las imitaciones

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El trenzado vienés es una trama de mimbre que se usa mucho en la fabricación de muebles y es muy típico de las sillas de cafetería de medio mundo.

En realidad, su momento de gloria quedó atrás hace muchos años. Pero ahora este elemento de diseño está de regreso. Y con un enorme éxito, que se basa justamente en la historia, según la analista de tendencias Gabriela Kaiser.

El trenzado vienés es un clásico. “Y eso es lo que anhela mucha gente que se rige por los valores tradicionales”, explica Kaiser. “Este trenzado irradia cierto valor. Al comprarlo uno tiene la sensación de que no está cometiendo ningún error”.

Úrsula Geismann, experta en tendencias, incluso afirma: “Este tipo de muebles ofrecen confianza como un viejo amigo”.

La conocida silla de madera redondeada con la superficie de asiento con este trenzado fue originalmente la silla 214 de Michael Thonet y data del año 1859.

Hasta el año 1930 se vendieron 50 millones de estas sillas, por no hablar de sus numerosas copias. Las razones de ello están más presentes que nunca en el siglo XXI.

Además de su valor, está la sencillez. La silla, al igual que otros muebles con este trenzado, que también puede ser de tela o de fibras de madera, se adapta a cualquier estilo de vida, considera Geismann, ya que no se ve maciza.

La leve transparencia del trenzado, por ejemplo, permite intuir algo del contenido de un armario, sin mostrarlo realmente.

Ese truco creativo es el que aplican diseñadores como Mathieu Gustafsson, quien aseguró que apostó por el trenzado vienés para su colección AIR para la empresa Design House Stockholm como “un filtro o un velo”, para así además añadir algo de ligereza a una superficie grande.

La pareja de diseñadores Thau & Kallio, en tanto, valora la ligereza real de los elementos trenzados, lo que, por ejemplo, hace más livianas las sillas que una tabla de madera. Y se pueden apilar mejor, aseguró el diseñador Sami Kallio en la presentación de la silla Betty TK1 con una superficie de asiento de trenzado de lino para la empresa danesa &Tradition.

En consecuencia, los costos de transporte son más bajos que en el caso de otros muebles. “Eso responde totalmente a la idea de sustentabilidad. Y muchos apuestan por eso ahora”, analiza Geismann.

Por eso no debe extrañar que muchos diseñadores de interiores elijan muebles con trenzados de textiles u otros materiales.

La idea para la distribución de la silla de cafetería original 214 de Thonet en el siglo XIX no estaba muy alejada. Constaba solamente de seis piezas, diez tornillos y dos tuercas. Podía ser desarmada y colocada en una caja de sólo un metro cúbico y enviada a todo el mundo.

Ahora fue revisada por la pareja de diseñadores Besau Marguerre para una edición aniversario y se puede obtener en negro, blanco, rojo y salvia.

Y en cuanto a lo sustentable, el trenzado vienés lo es también por otra razón: está hecho de ratán y caña de rota, materiales naturales y rápidamente renovables en comparación a otros.

“Por eso no debe extrañar que hace tres o cuatro años casi nadie supiera qué era el trenzado vienés pero ahora tenga tanto éxito”, subraya Geismann.

 

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