Bon Odori: una multitud disfrutó el festival de la cultura japonesa en Colonia Urquiza
| 11 de Enero de 2020 | 23:03

El Bon Odori tuvo este sábado su 21ra edición. Organizado por la Asociación Japonesa de La Plata, de Colonia Urquiza, junto a otras organizaciones japonesas de la Región (de Las Banderitas, Abasto, El Peligro y El Pato), se corona el esfuerzo que hacen los impulsores para sostener este encuentro que permite conocer la cultura japonesa, con su legado cultural y gastronómico.
Lo recaudado permite sostener la escuela Japonesa de La Plata se ubica en un predio de la Colonia Urquiza, donde además del edificio escolar hay un campo de deportes de 2 hectáreas, donde se realiza el Bon Odori.
El campo de deportes de la Asociación Japonesa de La Plata - Colonia Urquiza, en 186 y 482, se convirtió este sábado en escenario de la tradicional puesta, que tiene epicentro en la danza que “llama al alma de los ancestros”.
Ya en las primeras horas de la tarde comenzaron a movilizarse hacia Colonia Urquiza las primeras “oleadas” de las decenas de miles de asistentes al evento que se realiza de forma ininterrumpida desde 1999. Pasadas las 17, como estaba previsto, los chicos de la Escuela Japonesa de La Plata realizaron un baile que, según explicaron los organizadores, será uno de los símbolos de las próximas olimpiadas Tokio 2020.
Para este edición, la vigésimo primera, el clima no pudo ser mejor, con una jornada cálida, ideal para una fiesta al aire libre. Lo que no se pudo evitar fue el caos vehicular en las inmediaciones del predio, algo que se ha venido repitiendo en los últimos años debido a la masividad del evento.
A eso de las 20 comenzaron las danzas típicas del Bon Odori, alrededor del Taiko. En un espectáculo único, centenares de concurrentes bailaron contagiados por el magnetismo de la cultura nipona, dando lugar a una coreografía tan colorida como nutrida. Es que la danza es tan sencilla que cualquiera la aprende en cuestión de minutos y se suma al grupo atraído por el sentido de comunión que transmite el rito. Este baile, explicaban los organizadores, simboliza una siembra de arroz y el pedido de protección a los difuntos para conseguir éxito en la producción de la temporada.
“La danza consta de pasos simples pero la preparación para la fiesta es enorme”, resaltan. Es que en cada edición participan unas 250 personas que, de manera voluntaria, se entregan con un gran compromiso para dar su aporte a la organización.
Como cada año, alrededor del área principal donde se desarrollan las actividades del evento, se montaron puestos de comidas y bebidas japonesas y criollas, juegos tradicionales japoneses, stands de indumentaria tradicional, souvenirs.
Para quienes le esquivaban al baile y deseaban sólo escuchar las canciones, podían sentarse cerca de la pista y degustar algún plato típico preparado en el momento, comprado en los puestos levantados en el predio, como sushi, los brochettes de pollo y verdura o “yakitori” o el buñuelo frito relleno de pulpo o “takoyaki”, entre otros platos típicos.
Al igual que en anteriores ediciones, en los stands, además de los platillos y bebidas típicos, se podían comprar objetos japoneses como kimonos, sandalias, juegos de té, tapices de bambú, y hasta dvd con las películas y series animé japoneses.
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