Hubo argentinos, pero se fueron con las manos vacías

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Siempre hay argentinos: también en los Grammy, donde cuatro argentinos llegaban con ilusiones, aunque se fueron con las manos vacías.

La presencia más llamativa se dio en reggae, con el disco “Sly & Robbie vs. Roots Radics. The final battle”, que produjo y compiló Hernán “Don Camel” Sforzini. En la categoría, sin embargo, ganó “Rapture”, de Koffee. También buscaban el gramófono Sebastián Plano, que competía con “Verve”, en el rubro mejor álbum de new age (ganó “Wings”, de Peter Kater); Che Apalache, por “Rearrange my heart” (álbum folk; ganó Patty Griffin); y Emilio Solla como arreglador en la categoría instrumental o a cappella “La Novena” (ganó “Moon River”).

 

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