¡Siempre me retuerzo el tobillo!, ¿Qué hago?

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Cuando una mujer o un hombre se tuerce o retuerce el mismo tobillo, más aún si no practica deporte competitivo o no suele usar zapatos de tacón alto, debe sospechar que la articulación que une su pierna con su pie tiene que sufrir algún tipo de patología que le lleva, una y otra vez, a cojear y sentir dolor: “Además, el esguince repetido de hoy y mañana te asegura para el futuro una artrosis por degeneración cartilaginosa”, destaca el doctor Ramón Navarro Mont, cirujano traumatólogo de la Clínica CEMTRO de Madrid

“Es absolutamente necesario, por tanto, que las personas pidan cita a su médico especialista para solucionar un problema aparentemente banal que causa graves consecuencias de movilidad en las edades adultas. La estadística demuestra que alrededor del 20% de los esguinces en el tobillo -distensión leve o grave de los ligamentos externos o internos- se curan mal o muy mal, y este daño músculo esquelético tiene una muy fácil solución con cirugía artroscópica”, añade.

Los ligamentos, que son fibras musculares rígidas, conectan huesos entre articulaciones, como la del tobillo: unen los huesos y dan estabilidad a sus movimientos. Un esguince es un fallo del tobillo. Los ligamentos internos o externos, a modo de gomas elásticas, se dan de sí, incluso llegan a romperse, por un desplazamiento brusco o una torsión excesiva. Hay pacientes que se recuperan en quince días y otros que tardan varios meses debido a dicho grado de distensión, lo cual obliga a tratar muy bien esa primer esguince de tobillo, porque si el ligamento se queda distendido, dado de sí, ya no volverá a su estado natural, obligando a los traumatólogos a intervenir con tratamientos más agresivos para sanarlo.

El 45% de los pacientes que practican baloncesto o fútbol padecen o han padecido un esguince de tobillo, aunque sea más prevalente en el deporte de la canasta. Este esguince es también una lesión frecuente al bajar escaleras, sobre todo en personas mayores; al andar o correr en terrenos irregulares, campo a través o cuando desandamos la cuesta de una montaña; y al correr en la playa o hacer deportes descalzos sobre la arena, como fútbol o voleibol.

“Es el caso de una paciente joven con torceduras de repetición en su tobillo derecho. La inestabilidad es constante y el dolor en su cara lateral, también. El tratamiento conservador con fisioterapia no mejoró su tobillo y conviene revisar el tobillo por dentro mediante artroscopia diagnóstica por imagen con el fin de comprobar el origen del daño y aportar las soluciones más adecuadas. En este caso se deben reparar sus ligamentos laterales, que están laxos”, explica el doctor Navarro Mont.

“Después de la operación y su preceptivo periodo de recuperación, la paciente podrá volver a realizar una vida sociolaboral y deportiva con absoluta normalidad, sin esa penosa inestabilidad en sus tobillos”, añade. El beneficio de la artroscopia quirúrgica reside tanto en la escasa agresión física que se ocasiona sobre los tejidos del pie como en mejorar sustancialmente los tiempos de recuperación.

 

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