Qué se sabe y que no de la masacre de Romero

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Investigadores de la Policía y la Justicia siguen trabajando en la casa del horror y con elementos secuestrados tras la masacre, el 1º de enero. Buscan establecer la secuencia de los asesinatos y la autoría, todavía llena de incógnitas para la instrucción judicial. Ademas, se espera por la declaración del menor. La expectativa es completar el rompecabezas de la masacre, que hoy presenta varios “agujeros” de información.

Los peritos secuestraron tres cuchillos, pero ninguno habría sido empleado en los crímenes. Así, el arma homicida todavía no fue hallada.

Se desconocen los movimientos del detenido desde que abandonó la fiesta en la plaza de Melchor Romero. Fue visto allí a las 5 de la mañana. Antes, cenó con familiares y estuvo en la quema de un muñeco.

En la habitación del menor, se halló una sola huella: un pie descalzo. Está impresa en el suelo con sangre. Corresponde a un número 38.5 de calzado. El detenido calza 41.

En la pieza matrimonial, donde apareció el cadáver de Holsbak y habría sido asesinado Bravo, hay otra huella de un pie descalzo. Es de un 41.

El viernes analizarán los cuerpos y elementos secuestrados para determinar si tienen rastros de ADN de otras personas.

En una charla con policías el detenido habría indicado que se acostó a las 7 de la mañana en su cama y se levantó alrededor de las 13 con manchas de sangre en las manos.

Su hermana y madre de Alma, declaró que estuvo en la misma pieza entre las 12 y las 15. No había podido entrar a la parte de atrás de la casa, donde yacían los cadáveres.

Contra la primera versión de policías e investigadores judiciales, desde la Justicia de Menores se señaló que el menor tiene rastros de una herida en una mano.

Una testigo dijo que vio al chico junto a otra persona, 2 días después del crimen, saliendo de un cañaveral cercano a la casa. El chico dijo que se fue a capital federal.

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