¿Qué hay para ver en la tevé?: recomendaciones para mirar desde el sillón
Edición Impresa | 12 de Octubre de 2020 | 04:00

EN AMAZON PRIME VIDEO
“THE BOYS”: CUANDO LOS HÉROES SON LOS VILLANOS DE LA TRAMA
Una serie sobre superhéroes, pero donde los superhéroes son los villanos: “The Boys” aterrizó en silencio el año pasado, cuando todavía Amazon Prime Video no se había convertido en una de las alternativas preferidas a Netflix, con lo que parecía ser una propuesta para aprovechar la avidez de superhéroes y la fantasía “para adultos” en la pantalla. Pero rápidamente, sin embargo, se reveló una de las series más interesantes de la tevé, un comentario ácido contra la cultura superheroica corporativa repleta de humor y violencia políticamente incorrectas, jugando siempre al límite, y a veces disfrutando de chapotear al otro lado de la línea, en el mal gusto.
Es que “The Boys” tiene un espíritu punk. Como sus protagonistas, una pandilla de humanos sin poderes ni piedad que lo único que quieren, por motivos diferentes que se van revelando de a poco, es derribar a la corporación Vought, una empresa farmacéutica que controla a los superhéroes con sueños de meterlos en el ejército y conseguir una buena montaña de dólares en forma de contratos con el Estado.
La primera temporada había dejado una buena cantidad de revelaciones: los superhéroes eran en realidad manufacturados, y el suero utilizado había sido llevado al otro lado de la frontera estadounidense para crear supervillanos que empujaran al gobierno a aprobar el ingreso de los héroes (que filman películas y son bien cínicos) a la milicia. La segunda temporada, estrenada hace dos meses y que vio su final el pasado viernes, subió la apuesta en términos de producción e intrigas. Imperdible.
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“RAPERA A LOS 40”: RAZA, ARTE Y LOS ACHAQUES DE LA EDAD
La cineasta Radha Blank, en su debut, dirige a la actriz Radha Blank, en su debut, que encarna a la dramaturga Radha Blank, una escritora que roza los 40 años sin perspectivas de éxito en la escena cultural neoyorkina mientras transita la muerte de su madre. Estancada, incapaz de lidiar con la pérdida, encuentra escape e inspiración en el hip hop, y se hace “Rapera a los 40 años”, estreno del viernes en Netflix.
Filmada en un bello, bien urbano blanco y negro, “Rapera a los 40” se inspira, lógico, en las vivencias de Blank como dramaturga prometedora pero, finalmente, sin éxito, en la escena teatral hipócrita que se esconde tras la corrección política.
¿Otra historia indie autorreferencial? Bueno, sí y no: el cine independiente norteamericano se ha llenado de estas historias de vida en la última década, y esta sigue con esa tendencia autobiográfica, pero, a la vez, es una refrescante brisa de aire nuevo.
La dicotomía en el centro es vender o no los sueños por un puñado de dólares: mientras explora la hipocresía del presente en el hip hop (“voy a escribir un poco de pornomiseria”, canta en un rap, denunciando a la actual industria del cine y el teatro que se acerca a las minorías) se ve forzada a aceptar trabajar con un productor blanquísimo de teatro que quiere agregarle “negritud” a su obra teatral. Y allí el gran acierto de la película: lejos de la autoconmiseración, Radha, el personaje, la actriz y la cineasta, se ríe de sí misma, de los achaques de su edad, de sus rodillas y su diabetes, de su falta de éxito, antes que todo, y eleva la historia hacia un vibrante retrato de una artista en la lucha, en la búsqueda.
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“THE BOYS IN THE BAND”: UN ALEGATO TEATRAL
Ryan Murphy, el mismo de “Glee” y de las “American Horror Story” y “American Crime Story”, decidió hace un par de años llevar adelante un proyecto bien personal: una nueva adaptación de la obra de teatro “The Boys in the Band” (Netflix), en la que cinco amigos gays se reúnen para celebrar un cumpleaños. Pero cuando un invitado inesperado llega, un amigo heterosexual del pasado de nuestro protagonista, todo estalla en mil pedazos, revelando las atormentadas almas que habitan esos hombres que, particularmente en los años en que transcurre la pieza, tuvieron que vivir sus vidas humillados y ocultos.
Murphy llevó la obra a Broadway con gran elenco (encabezado por Jim Parsons, Sheldon de “Big Bang Theory”) y luego, contratado por Netflix, decidió también la película, aunque esta vez con su producción y dirección de Joe Mantello. El resultado es el esperado: una película teatral, filmada en un solo escenario, un departamento, con toda su intensidad concentrada en los diálogos y los duelos actorales (Parsons es magnético, aunque su némesis, encarnado por Zachary Quinto, asoma algo caricaturesco).
Algo acartonada pero ágil, con algunos problemas tonales (hacia el centro del filme, lo que era burbujas y tormenta bajo la superficie se vuelve oscuridad -con una tormenta literal incluida-), la película será, desde ya, un poderoso alegato para la joven audiencia que descubre su propia identidad sexual en medio de dudas y estigmas, ver todo ese dolor encarnado en los atormentados personajes, particularmente la criatura de Parsons, cínico y agresivo porque no le gustan las cartas que la vida le dio.
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