Murió el papá de las platenses a las que no dejaron pasar para darle el último adiós
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2020 | 05:22

Don Raquel Arcángel Guzmán (84) murió en las últimas horas sin que sus hijas, Sandra y Azucena que habían viajado desde La Plata a Santiago del Estero para despedirse, pudieran siquiera darle un adiós desde lejos, tras la firme negativa de una médica de la localidad de Ojo de Agua que puso como barrera los protocolos sanitarios por la pandemia.
El caso tuvo el triste final que la salud del hombre hacía suponer, según habían señalado los médicos que lo atendían y sus familiares en aquella provincia. La historia generó repercusión nacional y puso nuevamente en debate los alcances de los protocolos que deben seguirse en este tipo de casos en medio de la pandemia.
La docente platense responsabilizó por “tanto destrato, tanta insensibilidad” a la directora del Hospital de Ojo de Agua, Patricia Niffeler, y a la médica Antonella Teleña, quienes consideraron que los hisopados que se habían realizado en La Plata, no tenían validez.
Ojo de Agua es una pequeña ciudad a unos 200 kilómetros de Santiago del Estero. “La médica ni siquiera me dejó bajar del automóvil”, señaló Sandra, quien agregó que “nadie me llamó del gobierno de la provincia, ni de Ojo de Agua. Nada, ni una disculpa, ni un gesto de humanidad”.
Sandra, que es docente en La Plata, viajó hasta Santiago del Estero en automóvil junto con su hermana y su cuñado. Antes lanzarse a esos 1.200 kilómetros consultaron las páginas del web del gobierno nacional y, en virtud de ello, se hicieron hisopados en el Instituto Médico Platense, que les dieron negativo. Pero cuando estaban a sólo 11 kilómetros del destino, un control policial y sanitario los detuvo y les dijeron que los test no tenían validez.
Tras cinco horas de espera en medio de la ruta, les dijeron que podían seguir pero en el hospital de Ojo de Agua -donde don Raquel Arcángel Guzmán estaba internado por un accidente doméstico- les impidieron verlo. “Una médica dijo que ella estaba al tanto del caso desde que nosotros habíamos sido detenidos en la ruta, en esas cinco hora que pasamos ahí y que ella llamó por teléfono para decir que no, que no nos dejaran pasar y que no entendía qué hacíamos ahí”, contó Sandra.
“Le pedimos que nos dejara saludarlo de lejos, despedirme de él así aunque más no fuese. Pero siguió diciendo que no”, agregó, y marcó otra dolorosa instancia vivida cuando les dijeron que ni siquiera podían quedarse en el pueblo. Tras semejante dolor y maltrato emprendieron el regreso a La Plata. A partir de haber tomado estado público, el caso generó diferentes reacciones y puso otra vez en discusión hasta dónde los protocolos sanitarios pueden resolver situaciones humanitarias tan dolorosas como el caso de Sandra y su hermana.
La historia vivida por la docente platense recuerda el caso de Solange Musse, la joven que murió de cáncer y a la que su padre -que viajó desde Neuquén a Córdoba sólo para verla- no pudo ver por las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia.
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