Advierten sobre un nuevo auge de la obesidad infantil durante la cuarentena
Edición Impresa | 13 de Noviembre de 2020 | 04:09

Si bien el problema de la obesidad infantil no es nuevo en nuestro país y puede reseñarse, en ese sentido, un estudio realizado en 2018 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Organización de las Naciones para la Agricultura y la Alimentación (FAO), revelador de que la Argentina se encontraba entonces entre los países con niveles de obesidad infantil más altos, ahora surgió un informe revelador de que la cuarentena agravó estos cuadros, ya que el confinamiento y los hábitos poco saludables empeoraron un panorama negativo que crece y gana víctimas cada vez más jóvenes.
Tales conclusiones publicadas ayer en este diario surgieron de un trabajo elaborado por la Defensoría del Pueblo bonaerense, según las cuales más del 41 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país tiene problemas de sobrepeso u obesidad, en un proceso agudizado ahora, como se dijo, por la pandemia. Cabe señalar que los datos y las advertencias del organismo provincial entraron en sintonía con datos difundidos por este diario semanas atrás, que daban cuenta precisamente de este problema en los más chicos.
Según detallaron los especialistas, una pobre alimentación (snacks, bebidas azucaradas, galletitas, etcétera), más horas de pantalla y menos actividad física son el cóctel propicio para agravar el creciente drama de la obesidad infantil, que hasta el año pasado afectaba en el país al 20,4 por ciento de la población de entre 5 y 17 años de edad, de acuerdo a los datos oficiales.
Es verdad que existe una tendencia cultural y sanitaria crecientes, que apuntan a adoptar distintos tipos de acciones ante el preocupante fenómeno de la obesidad infantil. En ese sentido, la sociedad argentina vino experimentando avances que se reflejaron, por ejemplo, en algunas leyes que reglamentan estrategias para imponer dietas saludables y que, por ejemplo, garanticen el expendio de productos sanos para los chicos en cercanías de centros educativos.
Cabe señalar que son unánimes las diversas fuentes médicas que subrayan que es imprescindible prevenir la obesidad desde edades tempranas, tanto a través de la adquisición de hábitos alimentarios saludables como promoviendo la actividad física. Es habitual, asimismo, que los especialistas propicien una mayor actividad física. Los dictámenes de los especialistas sostienen que andar en bicicleta, jugar a la mancha, a la escondida o realizar carreras entre niños y adolescentes son prácticas que van cayendo en desuso entre las nuevas generaciones.
La mala alimentación, el consumo excesivo de comidas ricas en hidratos y carbonos, la adicción a las golosinas y a las llamadas comidas basura, así como el sedentarismo influyen decisivamente, junto a los factores genéticos, en la propagación de la obesidad.
Como en tantas otras enfermedades, resulta necesario, entonces, que se promuevan -especialmente desde los ámbitos oficiales de salud- distintos programas de prevención así como también intensas campañas de concientización en la población. Básicamente, tal como lo indican los especialistas, hacen falta más lugares que puedan destinarse al tratamiento de los chicos, impulsándolos a realizar actividades físicas y a desarrollar una vida más sana que la que llevan.
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