El corredor entre los parques San Martín y Saavedra está “tomado por los motochorros”
Edición Impresa | 20 de Noviembre de 2020 | 04:06

“Yo comprendo que está gravísima la situación económica en el país, pero esto ya se está pasando de ‘castaño oscuro’”, le contaba Luis, un vecino de la zona de 26 y 57 a EL DIA. Horas antes, desconocidos habían entrado por la fuerza para robar en una farmacia y óptica de 57 entre 25 y 26. Y en 65 y 26 “pasé con el auto y me topé con varias personas que corrían a un tipo” que sustrajo una batería de un lubricentro lindero. Cuando lo atraparon “le decía al que lo tenía ‘no tengo para comer’”. El frentista sentenció que “la zona está bravísima” y afirmó que el problema más apremiante “son los motochorros”.
“En la puerta del club (Universal, situado en 25 entre 57 y 58) suelen hacer pasadas para quitarles los celulares a la gente”, añadió. Esos hechos puntuales -y otros cargados de violencia- se repiten no sólo en el área lindante con el parque San Martín. El corredor delictivo se expande hasta otro espacio verde emblemático de la Ciudad: el parque Saavedra.
Entre junio y noviembre, en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio, se registraron asaltos con modalidades de todo tipo. Entraderas, escruches, atracos callejeros, perpetrados en su mayoría por delincuentes a bordo de motos. (ver aparte).
Cuatro baleados, un apuñalado y un sinfín de familias aterradas es el saldo de esta epidemia de inseguridad que se va centrando en los distintos barrios de La Plata, del casco urbano y de la periferia.
En la farmacia y óptica “Díaz Villat”, los ladrones aprovecharon que “su dueño está enfermo de coronavirus y por eso hace más o menos un mes que no viene”, explicaron los vecinos. Su lugar es ocupado por un empleado a quien el miércoles por la tarde le avisaron que la puerta del local estaba abierta.
“Yo había salido y cuando volví veo un montón de patrulleros en la cuadra”, refirió Luis. Una frentista contó que en las mañanas anteriores notó que un grupo de hombres se juntaba a beber en la entrada del comercio. Al salir a caminar, la mujer hallaba latas de cerveza o botellas de fernet. “Se ve que como veían que la farmacia está cerrada, se metieron a robar”, comentó otro vecino consultado por este diario.
Tanto la persiana metálica como la puerta de entrada habían sido forzadas. Una cadena para moto suplía ayer por la tarde a la cerradura rota.
En el sector aseguran sentirse desprotegidos y señalaron que “la comisaría quinta tampoco te da mucha bola, llamamos para denunciar un auto sospechoso y nos respondieron ‘llame a la Fiscalía’. O sea, el problema no son solamente los chorros”.
A pocas cuadras de la zona mencionada, un joven de 25 años recibió un tiro en la cabeza al resistirse a un asalto en su casa de 58 entre 22 y 23. La bala le quedó alojada en el cráneo y no perdió la vida de milagro. Ayer le dieron el alta, aunque está “muy dolorido”, indicó una fuente.
Esa misma noche, en 62 entre 18 y 19, una mujer de 47 años fue baleada en la pierna izquierda por dos motochorros. Además le propinaron un culatazo en la sien. Su hija reveló que “está muy asustada, llora y no quiere salir”. (ver aparte)
En septiembre último, dos sujetos en moto protagonizaron un sangriento raid delictivo que incluyó al menos cuatro atracos a mano armada. En uno de ellos le dispararon a un médico. El primer incidente ocurrió en 27 entre 57 y 58, donde atacaron a una pareja que caminaba hacia el parque San Martín. Luego hicieron lo propio en 56 entre 26 y 27. Terminaron la jornada con un tiro en 20 entre 57 y 58. El proyectil impactó en una pierna del galeno.
PUÑAL Y PLOMO
Como se dijo, la situación afecta también al barrio de Meridiano V y el área del parque Saavedra. El delito también se volvió recurrente allí, con un caso reciente que conmovió a los frentistas. Los autores: motochorros. Fue el 7 de noviembre a la noche, en 70 entre 13 y 14, mientras un hombre colocaba un alambrado perimetral en su domicilio. El estruendo del tiro “despertó” a quienes viven en esa cuadra y las aledañas.
“Se acercó un montón de gente de todos lados, la hija estaba con una menor y con su mamá, que es diabética, muy asustadas y llorando. La otra hija lo llevó enseguida con el cuñado al hospital San Martín y le salvaron la vida”, recordó un testigo.
A la vuelta, en 71 entre 13 y 14, el propietario de un comercio de venta de artículos de limpieza padeció la misma suerte en septiembre. Aunque por fortuna a él no alcanzaron a dispararle. Ya en octubre, en 22 y 69, otro episodio tenía en alerta a la vecindad. En esa ocasión, un repartidor fue apuñalado por un sujeto. Quería su moto, y escapó con ella.
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