“Operación feliz Navidad”, edulcorada comedia romántica con fines imperiales

En esta columna sobre las novedades que no valen la pena, analizamos una descarada promoción del ejército estadounidense

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Por GERMÁN JAIME

Que momento complejo, las Fiestas: hay regalos y supuesta felicidad, pero todas esas sonrisas que debería despertar una fecha en el calendario se contrastan a menudo con la realidad no tan feliz, generando ese sentimiento de profunda melancolía que informa la Navidad y el Año Nuevo.

Y Netflix lleva años aprovechándose de ese sentimiento, lanzando desde noviembre, cada temporada, una serie de películas formulaicas y edulcoradas, romances con arbolitos de Navidad de fondo, cuentos de hadas con nieve, a la que nos entregamos en nuestros momentos de debilidad: de repente, como si tuviéramos bajo nivel de azúcar en sangre, necesitamos de toda esa cursilería para seguir caminando.

¿Por qué esperar entonces algo distinto entonces de una película que lleva por título “Operación feliz Navidad”? Es que el problema es justamente que es distinta a esas otras películas realizadas con pereza: es una curiosa propaganda del imperialismo estadounidense y una oda a sus fuerzas armadas disfrazada de comedia romántica.

Porque, dejemos en claro, este escriba opina que la comedia romántica es un género noble, nobilísimo. Y el cine navideño ha dado sus joyas, películas cómicas cargadas de melancolía subyacente como “Mi pobre angelito” o “La navidad de Charlie Brown”, cintas subversivas como “Duro de Matar” o “Gremlins”.

No es esta la diatriba de un cascarrabias que ataca a los géneros, quiero decir: el problema de “Operación Feliz Navidad” es que no solo es un mal exponente de ese género, sino que además relata una historia de amor entre una política progre de Estados Unidos y un soldado apostado en una islita perdida del Pacífico, que por alguna razón es territorio de los vecinos del norte: la película intenta de forma burda narrar el romance a través de una trama donde queda claro que la presencia del ejército allí es no solo benigna (porque tiran regalos de sus aviones de guerra todas las Navidades) sino necesaria, una tarea humanitaria.

“Operación feliz Navidad” es un intento de ponerle un rostro amable a un ejército apostado en una isla del otro lado del mundo. Como comedia romántica transita todos los lugares comunes del género sin creatividad, pero su poco velado intento de mensaje político termina de convertir al filme en indignante. Inmirable. No pierdan el tiempo.

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