Lo que se plantea hacer está fuera de todo marco ético
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2020 | 03:09

Por SILVIA GONZÁLEZ AYALA (*)
La vacuna rusa es una vacuna más en estudio de la diez que se encuentran hoy en fase 3 de investigación. Y justamente por estar en proceso de investigación no tiene todavía licencia de uso. Por lo cual la única forma en que se la puede aplicar es como parte de un estudio de investigación y en personas que se ofrezcan como voluntarias para ello; de ninguna manera puede ser aplicada de manera obligatoria, como señala la información que trascendió.
Se dijo que se la piensa usar en millones de argentinos, algo que resulta preocupante por tratarse de una vacuna que no terminó de ser probada. Soy una profunda defensora de la salud pública, pero también de los Derechos Humanos. Y lo que puede decir, al margen del origen de la vacuna en sí, lo que se está planteando hacer está fuera de todo marco ético de la normativa nacional e internacional.
Esto no es un problema de oposición y de oficialismo; no se lo puede politizar de ninguna manera. Es un tema que tiene que ver con la salud de nuestros conciudadanos. Porque una cosa es intentar asegurarse el abastecimiento de una vacuna candidata, algo que están haciendo muchos países, y otra cosa distinta es empezar a aplicarla en diciembre cuando todavía está en proceso de investigación.
¿Qué daños puede ocasionar? No lo sabemos: ese es el punto. Porque al no haberse completado la fase 3 de los ensayos no es posible conocer los efectos indeseados que esta vacuna podría tener en un gran número de personas. En consecuencia tampoco se la puede aplicar de forma obligatoria porque eso sería inconstitucional
(*) Médica infectóloga
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