En Venezuela, se busca líder
Edición Impresa | 18 de Diciembre de 2020 | 03:11

Carismáticos, dadivosos e incluso mesiánicos; los líderes han jugado un rol fundamental en la historia venezolana, donde el magnetismo personalista de los políticos ha generado olas de cambio y ha movido a las masas. Pero hoy la sociedad, politizada y con ganas de expresarse, está huérfana de dirigentes que convenzan.
Quienes tratan de movilizar a los venezolanos, desde uno y otro lado de una política profundamente polarizada, no consiguen comunicarse con ellos, lanzar su mensaje y movilizar una corriente de ilusión. Es como si hubieran decidido encerrarse en una cabina transparente e insonorizada, bien sea en la forma de un canal de televisión o de redes sociales, donde la ciudadanía les mira pero no les ve, a duras penas les escucha y no recibe su mensaje.
A ambos lados, parece que no les importa. Unos y otros, chavistas y opositores, han celebrado como un gran éxito atraer a menos de un tercio de la ciudadanía cada uno, en unas polémicas elecciones legislativas o en una consulta llena de incógnitas, mientras las calles permanecían silentes.
Por si fuera poco, parece que ambos se han hecho trampas al solitario al recontar sus apoyos. Los chavistas en las elecciones, los opositores en una consulta en rechazo a los comicios.
El politólogo Daniel Varnagy explicó a Efe que “Venezuela es un país donde hay una muy larga tradición caudillista, donde hemos tenido la propensión (...) a personas que tienen una manifestación sobre la política muy fuerte, muy contundente y hemos visto como el personalismo y el personalismo militarista han dominado la escena política del país”.
El 2020 le otorga la razón, pues en el chavismo, Nicolás Maduro permanece como líder incontestado -en público- por una razón incontestable: Hugo Chávez le ungió como su sucesor en una proclamación pública. Al otro lado, Juan Guaidó se proclamó presidente interino en una plaza pública y puso todos los focos sobre sí mismo, incluso haciendo olvidar, de forma temporal, las múltiples cabezas que querían emerger para hacerle sombra: para él, él es el antichavismo.
Pero hoy, es tan improbable que muevan sus posiciones en sus esquinas del cuadrilátero como a la gente en las calles. (EFE)
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